Dos activistas lanzaron sopa al cuadro «Mona Lisa» de Leonardo Da Vinci, en el museo del Louvre en París, Francia. Bajo la consigna «Riposte Alimentaire» o «Represalia Alimentaria» los manifestantes exigen el derecho a una «alimentación sana y sostenible».
El grupo activista informó en su cuenta de X que: «Dos ciudadanos involucrados en la nueva campaña Food Response rociaron con sopa el mundialmente famoso cuadro “Mona Lisa”, expuesto en el Museo del Louvre. A través de su acción no violenta, Sasha (24 años) y Marie-Juliette (63 años) exigen el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria Sostenible».
Par leur action non violente, Sasha (24ans) et Marie-Juliette (63ans) exigent la mise en place d'une Sécurité Sociale de l'Alimentation Durable. [2]
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— Riposte Alimentaire (@riposte_alim) January 28, 2024
Más allá del ataque que no afectará la pintura dado que está protegida por un vidrio blindado, este ataque se suma a una serie de otros «atentados» a obras de arte por parte de movimientos ambientalistas, que logran llamar la atención y colocar en primera línea sus motivaciones pero ¿qué culpa tiene el arte de las malas decisiones humanas y políticas?
En Chile se ha registrado vandalizaciones a obras de arte pero sin manifiestos políticos claros, más bien dañar por dañar como ocurrió el 3 octubre de 2018 cuando, la escultura “La Patata” (que más bien parece una alegoría a un rinoceronte) del premio nacional de Artes 2009, Federico Assler, apareció rayada con letras amarillas: En un costado se puede leer “B A C A N”, la escultura está ubicada en la explanada de acceso principal al Museo Nacional de Bellas Artes y a un costado de la también dañada escultura de Rebeca Matte que está en proceso de restauración.