Este jueves llega a la ciudad de Esquel, en la provincia argentina de Chubut, una comitiva de Interpol procedente desde Chile encargada de concretar el traslado del líder mapuche Facundo Jones Huala, quien será extraditado para seguir cumpliendo la condena que le impuso la Justicia nacional y que expira en junio de este año.
El líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) pretendía agotar la condena en la Unidad 14 de Esquel, donde permanece detenido desde hace poco menos de un año, aunque la Justicia chilena solicitó a través de canales diplomáticos la extradición del dirigente para que termine de cumplir en ese país los seis años de prisión que le impusieron en diciembre de 2018.
El único integrante expreso de la RAM fue condenado por el incendio de un fundo en la Región de los Ríos, en 2013, y la portación ilegal de armas de elaboración casera, delitos por los que fue condenado a nueve años de prisión. La pena luego se redujo a seis.
Tras completar dos tercios de la condena en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco se le otorgó libertad condicional, con la obligación de cumplir pautas de conducta estrictas. Sin embargo la Corte Suprema de Chile, en febrero de 2022, revocó el beneficio y ordenó que regreso a prisión, cuando ya su paradero era incierto.
Según señaló el medio digital argentino Infobae, el operativo de traslado se mantiene bajo un estricto hermetismo para evitar posibles manifestaciones de agrupaciones mapuches que intenten entorpecerlo aunque fuentes del caso señalan que el mismo se concretará este mismo jueves.
Jones Huala apeló a distintas estrategias para evitar, una vez más, ser extraditado. A los recursos legales que presentaron sus abogados, se sumaron otras tácticas para intentar permanecer en su actual lugar de detención. Así, inició dos huelgas de hambre a lo largo de 2023. La primera de ellas al día siguiente de haber sido capturado por la Policía de Río Negro en una vivienda de El Bolsón, donde fue sorprendido en estado de ebriedad y vestido con prendas femeninas.
Luego, en noviembre, inició un reclamo idéntico con consecuencias más complejas para su salud, situación por la que tuvo que ser internado en el Hospital Zonal de Esquel.
Cuando la extradición era inminente y ya se habían agotado las chances legales para evitarlo, el convicto levantó la medida y volvió a ingerir líquidos y alimentos sólidos, tras 25 días sin hacerlo.
El plazo para concretar el operativo –del que aún no hay precisiones- expira este domingo, 33 días más tarde de la firma del expresidente argentino, Alberto Fernández, quien sentenció la extradición.