viernes, noviembre 22, 2024

Última semana de la conmovedora exposición de la fotógrafa Mariela Rivera en CCLM

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La fotógrafa chilena Mariela Rivera, junto a Andrea Josch, curadora de su exposición Imágenes suspendidas en el corazón y en la memoria, convocaron el pasado fin de semana en el CCLM a un emotivo encuentro con mujeres feministas, para conversar sobre derechos humanos y memoria colectiva.

La activación contó con un público mayoritariamente femenino, y fue intervenida creativa e intempestivamente por un grupo de jóvenes portando pancartas alusivas a la violencia de género, que parafraseaban la palabra “Golpe”, en alusión a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado. La programación del CCLM en relación a este traumático hecho incluye, entre otras actividades, la muestra de Mariela Rivera, compuesta por 75 fotografíasque capturan momentos de nuestra historia reciente, como acontecimientos sociales, políticos y personales, inmortalizados desde la resistencia y los afectos. En estos registros, las luchas feministas, la defensa de las infancias y de los derechos humanos son paradigmáticas en cuanto a la forma que asume Mariela Rivera para habitar el mundo, como fotógrafa, mujer, madre, activista y terapeuta de biodanza.

El panel de conversación estuvo compuesto por Patricia Recabarren Gónzalez, terapeuta y observadora de Derechos Humanos, hija de Anita González de Recabarren (1925-2018), todo un símbolo del activismo y la lucha incansable por la justicia para su esposo, hijo y nuera embarazada, todos detenidos desaparecidos por la dictadura civil militar. También estuvo Sandra Palestro, socióloga e integrante de la “Red chilena contra la violencia hacia las mujeres”, ex prisionera política en el Estadio Nacional; Beatriz Bataszew, del colectivo “Mujeres sobrevivientes siempre resistentes”, ex prisionera del centro de detención conocido como “La venda sexy”; y Leonor Espinoza, psicóloga clínica, integrante de “Escuela Libre Textil” y ex prisionera política en la cárcel Santo Domingo.

Todas profundamente emocionadas, relataron fragmentos de su experiencia como víctimas del régimen de Augusto Pinochet. El denominador común fue la lección de compañerismo, solidaridad y particularmente sororidad en estas situaciones tan extremas. Las panelistas destacaron la importancia del trabajo colectivo y el diseño de una orgánica, aun estando privadas de libertad y sometidas a una diversidad de vejaciones; valoraron la capacidad de organización y autonomía entre las mujeres detenidas, sin lo cual el trauma psicológico probablemente no hubiera sido soportable.

Patricia González recordó muy conmovida la decisión de su padre de enviarla a Mendoza, siendo adolescente, y muy pocos días antes de la detención forzosa que cambiaría para siempre la vida de toda su familia. Apreciar las vidas salvadas y la posibilidad de proyectar un futuro, pese a la caída de las utopías, las decepciones políticas y la pena personal – acentuada muchas veces por la impunidad de sus victimarios – fue la principal lección de este encuentro, uno de muchas activaciones y visitas comentadas que ha tenido la exposición de Mariela Rivera en la Galería de Fotografía del CCLM.
Algunas de estas mujeres feministas aparecen entre grupos y multitudes en los registros de la muestra, que corresponden en su mayoría a los años 90 en adelante. Mariela Rivera cuenta con una amplia trayectoria en la fotografía documental, vivenciando siempre su quehacer desde una vinculación directa con las situaciones y personas que retrata.

El cierre de Imágenes suspendidas en el corazón y en la memoria será el próximo domingo 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.

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