jueves, mayo 2, 2024

Cuando el encierro puede significar extrañar, pero también crear nuevas formas de crianza

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Organizaciones integrantes de la Red Creer realizan actividades para acompañar a las madres a repensar el vínculo con sus hijos e hijas, para desarmar lo aprendido en contextos de vulneración de derechos. También, acompañan a madres de personas privadas de su libertad. Otras formas de mirar la efeméride que apela a reunir a la familia.

La mesa familiar extendida bajo el sol, con la familia reunida y un montón de risas. Para quienes maternan en contextos de encierro, el Día de las Madres no trae las escenas que muestran las publicidades. Pero sí otras cargadas de esperanza. En algunas unidades penitenciarias, organizaciones de la Red Creer realizan talleres para deconstruir lo aprendido sobre ser madre en un escenario de derechos vulnerados, para “reescribir el manual personalísimo de ser mamá” desde un rol más reflexivo. Otras, acompañan a quienes maternan a personas privadas de su libertad. Experiencias sobre cómo resignificar el vínculo, porque las rejas no deberían impedir que sea libre y seguro.

Profundizar en la historia personal de las mujeres que viven con sus hijas e hijos de hasta 4 años en contextos de encierro permite hallar algunos puntos comunes. “Muchas de ellas desarrollan funciones vinculadas a lo maternal desde muy chicas, porque cuidan a hermanas o hermanos más pequeños o porque quedan embarazadas en la adolescencia y aprenden a ser mamás en contextos difíciles”, explicó Marcelo Koyra, socio fundador de la Fundación “Crear desde la educación popular” que integra la Red Creer, un colectivo de 140 organizaciones que genera oportunidades laborales y de formación para personas que están y estuvieron privadas de su libertad.

En la situación de encierro, “es como si se descubrieran y pudieran valorar el vínculo de otra manera, así como el tiempo del que disponen, todo de un modo más reflexivo”, explicó el también coordinador del proyecto “Hagan ruido… niñes jugando”, que realizan en la Unidad 33 de Los Hornos junto con el Organismo Provincial de Niñas, Niños y Adolescentes y la Dirección de Niñez del Servicio Penitenciario Bonaerense. Las mamás que eligen participar en esos talleres se llevan experiencias de vinculación con sus hijas e hijos desde lo lúdico, la creatividad y la estimulación simbólica y motriz, que también pueden poner en juego cuando reciben visitas de chicos y chicas que no residen junto a ellas.

Reaprender a criar

Según el informe «Contextos de Encierro en América Latina» realizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia y la Universidad de Tres de Febrero, la mayoría de las mujeres están privadas de su libertad por delitos no violentos. El 63% de ellas todavía sin condena y el 27 de las que son madres tiene más de tres hijos.

Las experiencias de maternidad que traen las mujeres muchas veces están atravesadas por vulneraciones de derechos sociales, educacionales y económicos, de falta de contención, de ausencia de sus parejas en las tareas de cuidado o de violencias contra sus cuerpos. “El hombre no está atento a su hijo. La mujer saca de donde no tiene para que el hijo esté bien”, sintetizó una de las participantes de los talleres de la Fundación Crear en la Unidad 33. Esas “psicatrices” de su historia, como define la organización, se llevan hasta que se da la oportunidad de transformarlas.

Tras las rejas, se puede construir otras formas de cuidar, como la “crianza en tribu” en la que participan las compañeras con quienes comparten vida en los pabellones. “Cada familia tiene sus normas, sus legalidades. Dentro del penal, se reconfiguran a partir de los procesos reflexivos que se dan y de la transferencia horizontal de saberes”, explicó Koyra.

Acompañar cuando se extraña

“Para nosotras es un día muy lindo y a la vez es muy doloroso”, definió Patricia Tevez, vicepresidenta de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (Acifad). “El Día de las Madres nos revuelve las emociones. Es complicado, pero intentamos pasar un día lindo con nuestro familiar y poder charlar un ratito. Creo que lo peor es para las madres que no pueden estar con sus niños”, entendió.

“Pasé muchos años teniendo visitas en estas fechas especiales en diferentes ciudades del país. Intento poder pasar un lindo momento junto a mi familia, visitar al papá de mis hijos que está privado de su libertad, compartir unos ricos mates y reirnos”, describió. Desde su experiencia, coordina la atención telefónica y sociojurídica a familiares que se acercan a la institución. Además, participa en las reuniones quincenales presenciales, donde se da contención y la escucha desde la vivencia compartida.

“En general las mujeres están privadas de su libertad por delitos menores vinculados con tener que sostener a sus familias”, explicó Florencia Sequeira, coordinadora de la Red Creer. «Es frecuente que cuando están en la cárcel no las visiten sus parejas varones, pero si ellos están adentro ellas hacen lo imposible por sostener el vínculo”, reflexionó. Pensar en maternar es mirar esas historias y celebrar la valentía de reescribirlas.

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