viernes, noviembre 22, 2024

La posición chilena durante la Gran Guerra (1914-1918)

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El estallido de la Gran Guerra en Europa y su extensión a escala mundial no fue indiferente al desarrollo político y económico de Chile que, pese a declararse neutral, debió hacer frente a las acciones y presiones de las potencias en conflicto.

Las tensiones que comenzaron en Europa, a finales del siglo XIX, estallaron en 1914 con el asesinato del heredero al trono Austro-Húngaro, el Archiduque Francisco Fernando, dando inicio a la Primera Guerra Mundial. Esta guerra, en un inicio europea, se extendió rápidamente al resto del mundo, repercutiendo en el desarrollo político, social y económico del mundo.

Al iniciarse el conflicto, las relaciones comerciales entre Chile y los países beligerantes se vieron afectadas debido a que los aliados presionaron para que Chile cortara las relaciones comerciales con Alemania y se uniera al bloqueo económico que lideraban. La situación era sumamente compleja debido a la participación de ambos países antagónicos en la comercialización del salitre. Este mineral era clave para las potencias involucradas en la Guerra, ya que era la base para la fabricación de la pólvora, lo que implicó un aumento sostenido en sus ventas para fines bélicos. A este factor se le sumó la ubicación estratégica de Chile en el Océano Pacífico, lo que potenció la llegada del conflicto marítimo al territorio nacional.

En este escenario, el Consejo de Defensa del Estado recomendó al presidente Ramón Barros Luco la mantención de la neutralidad, debido a que tanto la distancia geográfica como el interés comercial de Chile, no hacían conveniente para las élites tomar una posición más allá que la defensa de la soberanía. Por ese motivo, la Armada desplegó sus buques por todo el territorio para el monitoreo de la actividad extranjera en los diferentes puertos e islas que podían servir ilegalmente como refugio de abastecimiento.

Sin embargo, pese a que la comunidad internacional reconoció la neutralidad declarada por Chile en agosto de 1914, esta decisión provocó tensas situaciones en el ámbito de la política exterior. En diversas ocasiones, Chile vio violada su condición como país neutral, principalmente por la presencia de flotas beligerantes en aguas nacionales, las que utilizaban los puertos para la comunicación, reparación, abastecimiento de combustible y de tripulantes. El encuentro entre estas flotas generó enfrentamientos como el ocurrido en la Bahía de Coronel, y posteriormente en la Bahía de Cumberland.

A partir de 1917, pese a las presiones de Gran Bretaña, Chile rompió todo vínculo con los aliados y comenzó a tomar distancia del conflicto e idear un nuevo paradigma de progreso, sin seguir el modelo de europeo, impulsando la industria nacional y la producción local de bienes facturados. Esta estrategia económica, conocida como industria de sustitución de importaciones (ISI), que se expandió luego de la Segunda Guerra Mundial en América Latina, buscaba reemplazar la importancia de los productos provenientes de Europa y Estados Unidos, fomentando la industria nacional a través de medidas arancelarias y subsidios estatales.

De manera paralela, un puñado de chilenos vivió el conflicto en primera persona al encontrarse por distintos motivos en Europa. Esto los llevó a enfrentar la Guerra desde distintos lugares ya sea como ciudadanos enfrentados a carencias, corresponsales, diplomáticos o incluso peleando en algún frente.

Tras el fin del conflicto, las relaciones internacionales se restablecieron, activándose nuevamente el comercio con Alemania. Sin embargo, el mercado ya no era el mismo. Europa no sólo estaba devastada por la Guerra, sino que, ante el bloqueo de la comercialización del nitrato por parte de los aliados, Alemania creó como sustituto el mineral sintético, que años más tarde llevaría a la quiebra la industria salitrera chilena.

Fuente: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-349208.html


En Biblioteca Nacional Digital puedes revisar la colección de artículos, ilustraciones e imágenes principalmente satíricas referentes a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que fueron publicados por las revista chilena «Monos y Monadas» y por «Corre Vuela».

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