Esta vez se hace realidad el dicho «tropezar con la misma piedra» porque la ONU, la misma que fracasó con la Minustah en Haití y que se refleja en que el país caribeño no logró mejorar ningún índice y quizás es mucho más miserable que antes, resulta que ahora -dada la permanente crisis- vuelva una nueva fuerza multinacional. así lo señala Gustavo Gallón, experto ONU en la situación de DDHH en ese país: “Haití se encuentra en un punto de inflexión en su historia. Es urgente tomar medidas. Está en juego la supervivencia de toda una nación”. Esta idea ya había sido planteada en 2021.
Recordemos que Chile estuvo 13 años en ese país y la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) se estableció el 1 de junio de 2004 por la resolución S/RES/1542 (2004) del Consejo de Seguridad. Esta misión de las Naciones Unidas fue la sucesora de una Fuerza Multinacional Provisional (FMP) autorizada por el Consejo de Seguridad en febrero de 2004, después de que el Presidente Bertrand Aristide partiera de Haití para el exilio, en el periodo posterior al conflicto armado que se extendió a varias ciudades en todo el país.
Gallón junto a otros funcionarios ONU visitaron durante diez días la isla y al término (29 junio) señalaron que: “Es fundamental el despliegue de una fuerza internacional especializada junto a la Policía Nacional de Haití para restablecer la libertad de circulación de las poblaciones y limitar la violencia de las pandillas. También debe implementarse de inmediato el embargo de armas (provenientes principalmente de Estados Unidos), establecido por el Consejo de Seguridad de la ONU», señala la entidad.
William O’Neill, de la ONU, dijo haberse encontrado con un país azotado por la violencia, la miseria y el sufrimiento en el que hay una transgresión constante de los derechos humanos, sobre todo a manos de las pandillas, que continúan sembrando el terror, sobre todo en la capital, Puerto Príncipe, que se ha convertido en una zona sin ley.
Entre los abusos que la población sufre a diario, destacó las violaciones -a menudo colectivas- de mujeres y niñas, y el desplazamiento forzado. También dio cuenta del acaparamiento de tierras por los oligarcas, que dejan a los campesinos en condiciones precarias.