Ciertamente que la Argentina juega en un tobogán financiero y permanentemente está al borde del crash, situación que viven todos los gobiernos, pero así y todo pareciera que la crisis no se siente en algunos sectores como el gastronómico, tal como da cuenta la crónica de The New York Times : «En Argentina, la inflación supera el 100 por ciento (y los restaurantes están llenos). La crisis financiera argentina tiene un efecto secundario sorprendente: un floreciente panorama gastronómico en Buenos Aires, ya que los residentes se apresuran a gastar pesos antes de que pierdan más valor».
La inflación supera el 114 por ciento —la cuarta tasa más alta del mundo— y el peso argentino se ha desplomado, con una caída del 25 por ciento en tres semanas de abril.
Sin embargo, es la caída del peso lo que está impulsando el auge del sector de la industria de restaurantes. Los argentinos están ansiosos por deshacerse de la moneda lo antes posible, y eso significa que las clases media y alta salen a comer más a menudo, y que los dueños de restaurantes y chefs están volviendo a invertir sus ingresos en nuevos restaurantes.
Aunque la devaluación de la moneda también ha atraído de nuevo a los turistas a Buenos Aires a medida que la pandemia ha ido remitiendo, son los lugareños los que están saliendo con intensidad.
Según Santiago Manoukian, economista de Ecolatina, una consultora de Buenos Aires, el auge de los restaurantes es un fenómeno que atraviesa a todas las clases sociales, aunque está impulsado en gran medida por las rentas medias y altas, muchas de las cuales han mantenido sus ingresos al mismo ritmo que la inflación, pero aun así han tenido que adaptarse a la crisis.
Para algunas personas de la clase media en particular, gastos como unas vacaciones o un auto han quedado en buena medida fuera de su alcance, por lo que se dan otros gustos.
Pero incluso los trabajadores independientes con ingresos más bajos, que vieron sus ingresos reducirse en un 35 por ciento desde 2017, según los datos recogidos por Ecolatina, están comiendo fuera antes de que su dinero se devalúe aún más, dijo Manoukian.