En medio de los duros cuestionamientos que afectan transversalmente al sistema de salud, las cooperativas proponen un modelo sostenible para enfrentar el grave problema del acceso a la salud, exitoso en Chile y el mundo, pero ¿cómo funcionan? y, ¿por qué hoy crecen a pasos agigantados? Jéssica Gutiérrez, Gerente General de Sermecoop, la cooperativa más antigua en su rubro afirma, “su ventaja está en que resuelven problemas compartidos por una comunidad. En nuestro caso, la desprotección en salud”, por eso, son la clave para mejorar el sistema y hoy buscan expandirse hacia nuevos mercados.
El acceso a la salud es una de las principales preocupaciones en la actualidad, especialmente en medio de la crisis que viven las Isapres y la masiva llegada de cotizantes a Fonasa, donde muchos, ya visualizan los problemas que conlleva otorgar cobertura ante el gran aumento de personas. No se trata de un tema reciente, durante los momentos más duros de la pandemia por COVID-19 por la creciente demanda cuando ni el sistema público, ni el privados podían dar respuestas, fueron las cooperativas las que salieron a dar soluciones de forma tan efectiva que incluso, la misma ONU (Organización de las Naciones Unidas) destacó el rol que jugaron en varios países, incluido el nuestro, mejorando la red de atención, por lo cual hizo un llamado a los gobiernos alrededor del mundo a fomentar estos modelos de empresas asociativas.
En el caso chileno, las cooperativas de salud han ido creciendo y al igual que en el resto del mundo, cuentan con una regulación propia, por ello, existen una serie de iniciativas desde el ejecutivo para fortalecer su participación. Según Jéssica Gutiérrez, de Sermecoop cooperativa líder del sector «nuestra ventaja está en el modelo de administración”. Es decir, en la base de su funcionamiento está que, a diferencias de las empresas, son organizaciones sin fines de lucro formada por comunidades que ponen en el centro a las personas para poder contar con mejores servicios o bienes, de esta forma, pueden ofrecer planes complementarios individuales o colectivos asequibles, por ejemplo, a sindicatos, agrupaciones de distinto tipo, a costos justos, mejorando el acceso a la salud.
Su enfoque social y comunitario permite que cualquier persona pueda contratar planes de salud, inclusive con preexistencias y sin límites de edad. Lo cual, es urgente cuando hoy, el problema de la desprotección ante una enfermedad repentina es uno de los problemas más terribles que puede enfrentar una persona o una familia. Jéssica Gutiérrez, de Sermecoop, uno de los casos más exitosos en cooperativas de salud, señala “en nuestro modelo de negocios sustentable, los socios pagan aportes mensuales que gestionamos para generar mayores coberturas, mejores convenios con prestadores, que benefician a los mismos socios».
Otra ventaja de estos modelos asociativos es que “funcionan como una segunda capa, actuando después de la cobertura del sistema de salud (Isapre o Fonasa)», indica Gutiérrez, esto quiere decir que su presencia en el sistema de salud no reemplaza a las Isapres o a Fonasa, sino que las complementa y mejora en cuanto a su cobertura, con valores y condiciones que buscan la protección en salud por sobre la ganancia misma”.
Sin embargo, para muchas personas las cooperativas son difíciles de comprender o no saben cómo aprovechar sus beneficios, pese a que según varios expertos hoy es el momento de mirar estas alternativas, especialmente en el contexto de salud actual de incertidumbre en la salud; tomando en cuenta este desafío es que el próximo 18 de julio se llevará a cabo la segunda edición del seminario internacional, “El futuro de la salud es cooperativo”, organizado por Sermecoop y que contará con autoridades y destacados actores del mundo de la salud, economía, gobierno, e invitados internacionales, donde se espera sea difundido a la mayor cantidad de personas, porque como indica Jessica Gutiérrez, “es momento que la salud sea finalmente una realidad al alcance de todos».