En relación con la nueva advertencia de la OMS sobre los riesgos para la salud de los edulcorantes no calóricos, académicos de la U. San Sebastián advierten cuáles son los riesgos reales para la salud de los alimentos dulces.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar una nueva directriz sobre edulcorantes no calóricos, en la que desaconseja su uso para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles. La recomendación sugiere que estos edulcorantes no confieren beneficios en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños, además de advertir posibles efectos indeseables a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
Sin embargo, especialistas levantan las alertas sobre esta recomendación, que podrían generar confusión en la población y entre los mismos profesionales de la salud. De hecho, la recomendación ha generado controversia en el mundo de la nutrición.
“Si bien se hizo una revisión sistemática de evidencia, esta decisión se basó en estudios observacionales o de cohorte, donde se ve si el consumo afecta positiva o negativamente a la salud de las personas. Sin embargo, la OMS ha dejado en segundo plano los estudios clínicos que son los de mayor relevancia y de mayor fuerza en la evidencia disponible, donde muestran que los edulcorantes no afectan a nivel de glucosa, de insulina o de presión arterial, e inclusive pueden ayudar a reducir el peso corporal”, indica el Dr. Samuel Durán, académico de Nutrición y Dietética, director del Magíster en Nutrición en Salud Pública e investigador de la Universidad San Sebastián (USS).
Durán advierte que con esta nueva recomendación, la gente erróneamente puede entender que los edulcorantes son malos y va a volver al consumo de azúcar, cuando realmente la recomendación es no consumir azúcar, y tampoco edulcorantes. “La recomendación es no consumir alimentos dulces. Ahora, el impacto en glicemia, en insulina, va a ser siempre mayor con azúcar o con miel, versus edulcorantes”, indica.
Por otro lado, Rodrigo Pérez, académico de la carrera de Química y Farmacia de la USS, agrega que “esta recomendación de la OMS nos dice entonces que deberíamos consumir no más del 10% del consumo calórico total de nuestra alimentación en términos de azúcares; por lo tanto, finalmente la mejor manera de endulzar las cosas es no adicionar más azúcar de la debida a los alimentos y evitar el consumo de alimentos ultra procesados”.
Samuel Durán explica: “Si sustituyes una bebida con azúcar, por una bebida con edulcorantes, se reduce la grasa corporal, grasa hepática, glicemia y HOMA. Si cambias la bebida con edulcorante por agua, no hay diferencia en glicemia y no hay diferencia en grasa ni peso corporal. No es que la bebida con edulcorante sea mejor que el agua, pero es mejor que la bebida con azúcar”, dice el nutricionista.
Y agrega que “Quizás las intenciones de la OMS son que la gente tome agua, pero probablemente la gente dirá ‘si las bebidas con edulcorantes son malas, entonces voy a tomar bebida con azúcar’. Es decir, va a volver a la bebida que tomaba 20 años atrás, y las consecuencias para la salud serán peores”.