A 10 meses de que la administración Boric asumiera el cargo, el Gobierno se encuentra, sin dudas, en su peor momento. Ayer la encuestadora Cadem reveló que la desaprobación ciudadana alcanzó un 70%, el peor registro del mandatario desde que asumió la presidencia.

Y es que, a pesar de que la polémica de los indultos ha contribuido significativamente a alcanzar las alarmantes cifras de rechazo que muestra la ciudadanía, esta administración se ha visto marcada por dos grandes puntos: los ineludibles factores externos y los innegables errores internos.

Los efectos del estallido, la pandemia, la crisis económica, la inflación, el aumento de la percepción de delincuencia, el conflicto en La Araucanía [en la zona mapuche] y la incertidumbre por el plebiscito del pasado 4 de septiembre, han sido algunos de los efectos que esta administración ha tenido que sortear desde que asumió el mandato del país.

Sin ir más lejos, el fallido proceso constituyente, donde la ciudadanía opto por denegar una nueva carta magna, escrita en medio de fuertes cuestionamientos hacia la Convención Constitucional -organismo encargado de redactar la nueva constitución-, trajo consigo una serie de dudas acerca de las decisiones tomadas por el Ejecutivo, quien a pesar de insistir en la importancia de la aprobación de esta, en algunas ocasiones se mostró dubitativo realizando declaraciones confusas y cambiando de opinión durante el proceso. Grueso error.

Esto sumado a la cuestionada decisión del Pdte. Boric de apostar por su generación en la conformación de su primer Gabinete, lo que hizo sentir muy rápido la falta de experiencia para gobernar, que terminó en la salida de Izkia Siches del ministerio del Interior.

Así lo confirma la encuesta publica Cadem, que arrojó como argumentos decidores en la alta desaprobación que atraviesa la administración Boric, los tópicos de delincuencia, percepción de falta de experiencia, constantes cambios de opinión y la inflación (12,8% anual, la más alta en 30 años).

Segundo tiempo anticipado

La seguridad es la primera prioridad de los chilenos actualmente, muy por encima de la pensiones, la salud y la educación. La administración Boric puso este tema como algo central de su Gobierno, solo después del plebiscito del 4 de septiembre, sin embargo, luego de que el presidente decidiera indultar a 13 personas -12 de ellas detenidas durante el estallido social de 2019- en diciembre del año pasado, la ciudadanía se ha mostrado confusa, mostrando desaprobación a la decisión del Pdte. Boric aludiendo que al mandatario le ha salido caro cambiar de opinión.

La salida de Marcela Ríos del ministerio de Justicia y de Matías Meza-Lopehandía -amigo intimo del mandatario- de la jefatura de Gabinete, no logró liberar las tensiones. Es por esto, y luego de que la inclusión de Carolina Tohá ayudara a encausar por algunos momentos las decisiones gubernamentales, la idea de realizar un cambio de Gabinete más profundo, toma cada vez más fuerza.

Así lo confirmaron desde el Socialismo Democrático, quienes insisten en que «adelantar el segundo tiempo», ayudará a «ganar el partido».

«Lo que usted hace en esta pretemporada, ajusta las piezas, contrata jugadores y pone nuevos jugadores para poder andar bien en la competencia”, aseguró el senador del Partido Socialista, Gastón Saavedra a través de un punto de prensa realizado en el Congreso Nacional.

«Hay que hacer los cambios y cuando hablo de los jugadores, los jugadores son los ministros», agregó.

Lo cierto, es que a pesar que desde el Gobierno descartan estar pensado en un cambio profundo de Gabinete, la idea ya había sido estudiada antes de la polémica de los indultos por el segundo piso de La Moneda, asomando marzo como el mes elegido por el Ejecutivo.

Sin embargo, todo es incertidumbre en la administración Boric. Todo está por verse. Todo se resuelve sobre la marcha.

En concreto, aún restan tres años y dos meses de mandato para encausar el rumbo. El Gobierno deberá luchar no sólo con las dificultades económicas que representa el 2023, sino que con la incertidumbre de la ciudadanía, causada por los ineludibles factores externos y los innegables errores internos.