En enero del año pasado hubo 72 homicidios y en lo que va del año, la PDI informa que ya van 73 asesinatos, en su mayoría violentos y con armas de fuego, y según la Policía este “fenómeno” surge mayoritariamente de bandas rivales y disputas territoriales por droga y por ende deja al desnudo la anulación de las policías que parecieran estas sobrepasadas por una nueva forma de delicuencia, más violenta y más letal; un tipo de criminalidad importada: sicarios, motochorros, encerronas, turbazos; por mencionar los más comunes; sin mencionar la responsabilidad política que ha ido horquillando a las fuerzas del orden.
En esta misma línea, el reporte oficial de Carabineros de 2021 -del 1 de enero al 19 de diciembre en plena pandemia- se registraron 5.103 portonazos y encerronas.
Por su parte el Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD) de la Subsecretaria de Prevención del Delito, informa que los delitos de mayor connotación social en todo el país:
En 2021 alcanzaron los 234.064, es decir 641,2 delitos al día.
En 2020 este tipo de delito –el más grave- fue de 386.483, es decir 1.058,8 delitos diarios.
Pero el récord lo registra el 2019 –el segundo año de gobierno de Piñera 2- con 554.829, o sea 1.520,079 crímenes diarios.
Aunque las cifras del CEAD, señalan que sí hay una baja estadística de la delincunia, lo cierto ess que eso no se reelja en la percepción pública que día a día ve como el uso de armas, asesinatos por encargo, austes de cuente, baleos callejeros, robos y encerronas de auto siguen siendo pan de cada día, dan cuenta que el gobierno de Sebastián Piñera, que uso como ariete de batalla de campaña, para lograr la votación de la gente se comprometió a terminar con la «puerta giratoria» a la delincuencia y que simplemente ha sido la gran mentira de su gestión, y así y todo, sigue insistiendo que su gestión ha sido «maravillosa» en Seguridad Pública y se afirma en cifra iciales que están totalmente alejaas de la realiad ya que la gente no denuncia ante una Justicia garatista que pareciera velar más por los derechos de los delincuentes por sobre los de los ciudadanos honestos.