Tras la elección presidencial y el triunfo de Gabriel Boric, se abrió la oscura etapa poselección en la centro derecha que, tras perder con José Antonio Kast, inició su clásica etapa de «autosarcofagia», dejando entrever la escasa capacidad para asumir -como bloque- la derrota pero, por sobre todo, que sus dirigentes -de manera seria y adulta- analicen en profundidad este cambio de paradigmas que ha sellado esta elección, situación similar que viven los partidos de la ex Nueva Mayoría que también fueron aplastados por el FA, pero que, a diferencia de la derecha, esta vez están evitando sacarse los ojos en los escaparates públicos.
Durante este fin de semana parlamentarios y dirigetes de RN y Evópoli se sacaron sus mascarillas y salieron a disparar con todo y apuntando al candidato que decidieron apoyar: Kast, que ahora parece ser el peor de los enemigos de los partidos de derecha y que no los representa, entoces para qué lo apoyaron, las rarezas de la mal llamada clase política y el claísico chaqueteo de la derecha que en bluqe en el pasado reciente tras apoyar a Pinochet le dieron vuetla la espalda negándolo.
En esta línea de sacudirse la «tiña» que representa Kast, el ex ministro de Hacienda Ignacio Briones sinceró que no había votado por Kast ya que: “Me parece que lo que él representa es una involución más que una evolución de hacia donde yo considero que debiera pararse una centroderecha moderna”, desatando la ira del electo senador Luciano Cruz-Coke, que acusó que no cumplió el acuerdo de la colectividad de votar por el el ex diputado UDI. Pero el exactor sabrá realmente quienes votaron por Kast, muchos decían eso para «la tele» pero en la urna o anularon o votaron en blanco o simplemtne no fueron a votar o acaso el señor Sichel votó por Kast.
Por su parte la senadora electa RN Paulina Nuñez, también se scaudió de Kast: «Nosotros nos quedamos sin candidato y salimos a hacer campaña sin convicción, es cierto, pero logramos que el programa del Partido Republicano se convirtiera en un plan de gobierno. Logramos que considerara nuestra propuesta desde una derecha más social. Y creo que ahí hay un punto súper importante, porque nuestra coalición quedó pasmada con el 18 de octubre, no lo comprendimos y luego no sabíamos por dónde caminar y nos paralizamos”. Luego agregó: «¿A quién va a liderar José Antonio Kast? A Republicanos. Él no va a ser el líder de la oposición (…) Los liderazgos se ganan, se construyen y se ejercen sin pedir permiso. Ganar elecciones en zonas complejas ya genera un liderazgo, el trabajo que viene después requiere perseverancia y equipos».
Ahora bien, el desmarque público de Kast que están haciendo algunos, es simplemente sincerar algo que era el secreto a voces en Chile Vamos, no se sentían ni cómodos, ni representados con José Antonio Kast, que es comparable al PC en el otro lado de la vereda política. Kast es sin duda uno de los pocos políticos de derecha consecuentes con la historia poítica del sectorno: niega a Pinochet, no se vistió de socialdmócrata y no coqueteó con la DC, además de muchas otras cosas que los políticos de RN, UDI, Evópoli o del minúsculo PRI reniegan, ese es sin uda el principal capital político del ex diputado: su consecuencia y el no haberse trasnformado en un hombre corcho para no perder poder.
Sin duda que lo dicho por Nuñez, es la realidad que no quieres reconocer en la derecha:
«Nuestra coalición quedó pasmada con el 18 de octubre, no lo comprendimos y luego no sabíamos por dónde caminar y nos paralizamos”.
En esta paralización la derecha nuevamente cae en la autosarcofagia y sin duda comenzarán a cobrarse cuentas entre ellos y sin hacer el necesario análisis del cambio paradigmático que significa esta elección que ha terminado con la vieja élite ochentera que se niega a entregar el poder y como Peter Pan creen que aún pueden mantener el poder ante esta oleada de recambio que mandará a la vieja -autollamada- clase política a las mazmorras del olvido y del juicio histórico. Por ahora veremos como se autoengullen los dirigentes para intentar quedarse con el poder de sus minúsuculos partiditos.