La primera delegación oficial de legisladores europeos aterrizó en Taipei, desafiando las advertencias de China de que el apoyo del bloque a la isla gobernada democráticamente tendría consecuencias nefastas.
El grupo de la Comisión Especial de Injerencia Exterior del Parlamento Europeo tiene programada una intensa agenda, que incluye reuniones con los principales líderes políticos durante su estancia en Taiwán, entre ellos la presidenta Tsai Ing-wen y el primer ministro Su Tseng-chang, durante la visita de tres días. La delegación, compuesta por siete personas, está encabezada por el presidente de la comisión, el francés Raphaël Glucksmann, e incluye a miembros de Lituania, la República Checa e Italia.
Aunque los parlamentarios europeos han visitado regularmente Taiwán en el pasado, esta es la primera vez que el organismo envía oficialmente una delegación a la isla, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán. El viaje es el último de una oleada de diplomacia entre Europa y Taipei en el último mes. La semana pasada, el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y el principal planificador económico, Kung Ming-hsin, visitaron la República Checa, Eslovaquia y Lituania en viajes separados para hablar de inversiones, cooperación industrial y lazos bilaterales.
Dura reacción de China
China ha manifestado su oposición al fortalecimiento de los lazos entre Taiwán y Europa. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín criticó a la República Checa por acoger a Wu y prometió tomar “contramedidas legítimas” contra el país.
A principios del mes pasado, después de que la UE adoptará un informe en el que pedía mayores lazos con Taiwán, al que describió como “socio y aliado democrático en el Indo-Pacífico”, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, calificó la decisión del bloque de “vil” y advirtió que tendría un impacto atroz en los lazos con Pekín.
China considera a Taiwán como parte de su territorio y se opone rotundamente a que los países mantengan contactos oficiales con Taipei. La administración de la presidenta Tsai rechaza las reclamaciones de China, afirmando que Taiwán es ya una nación soberana de facto.