Aunque fue una opción que se manejó inmediatamente después del fracaso estrepitoso en el Tribunal Constitucional por la tercer retiro, la aplastante derrota sufrida por el oficialismo el último fin de semana en las megaelecciones de constituyentes aparentemente volvió a abrir la opción de un cambio de gabinete en el Gobierno.

De acuerdo a La Tercera, el Mandatario, «durante las últimas horas comenzó a mover las piezas para hacer el esperado ajuste en el equipo ministerial tras la debacle electoral del fin de semana». Según fuentes a las que habría recurrido el medio «se espera la salida de Karla Rubilar de Desarrollo Social y se evalúa un enroque del actual titular de la Segegob, Jaime Bellolio, para que asuma como titular de Interior. En todo caso, en Palacio sostienen que hay varias fórmulas sobre la mesa, pero que se espera que el ajuste sea esta semana».

Dichas fórmulas estarían evaluando entre otras opciones incluso la posibilidad (una vez más) de llevar al actual canciller Andrés Allamand a Interior, como también trasladar a la actual subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, a la vocería de Gobierno.

En todo caso, en La Moneda la idea aún no parece consolidarse. Según comentó fuera de micrófonos un miembro del gabinete, la idea todavía está en estudio, precisando que la opción de Allamand haya salido desde el propio entorno del exsenador, en vez de ser una alternativa real (en estos momentos) para un eventual cambio de gabinete.

Desde el gabinete se comentó también que la idea rondó tras el fracaso en el TC, pero considerando la cercanía de las elecciones, se optó por archivar la idea. La magnitud de la debacle del pasado fin de semana, sin embargo, reactivó la idea, pese a que al actual Gobierno solo le restan poco menos de 10 meses.

En los pasillos de Palacio también se observa con atención el destino de algunas figuras derrotadas el fin de semana, como Catalina Parot o el aún alcalde de Santiago Felipe Alessandri. Sin embargo en este último caso, según comentan, la evaluación iría más bien por privilegiar una posible postulación al Congreso como diputado, considerando su enorme capital político y trabajo territorial ya instalado en el sector.

Los sacrificados

La reestructuración del gabinete obedecería a razones muy concretas. La eventual salida de Rubilar, como ya se rumoreó durante la crisis del retiro del 10%, respondería por una parte a su oposición a que el Ejecutivo acudiera al TC, pero también sería una pasada de cuenta del segundo piso por su conflicto con el entonces subsecretario de Servicios Sociales, Sebastián Villarreal, que detonó en la salida de este último. Villarreal, yerno del estrecho asesor del Presidente, Cristián Larroulet, habría acusado el mal manejo y trato de la ministra al interior del Ministerio, aunque en realidad todo apuntaría a que aspiraba a ocupar su cargo.

Su postura más pragmática y apegada a la realidad de la calle, por otra parte, le habría significado varios choques al interior del Gobierno haciéndole perder progresivamente protagonismo y, pese a su lealtad hacia el Presidente, sus días en el gabinete estarían contados.

Sobre Rodrigo Delgado, otro posible damnificado, se habla de su falta de relacionamiento político en el Congreso, que habrían llevado a que todas las negociaciones en el Parlamento las liderara y concentrara su par de la Segpres, Juan José Ossa. Por otra parte, también habría estado en contra de acudir al TC.

La posición de Ossa se vería amenazada por ser justamente el rostro de las negociaciones en el Congreso, y que se ha saldado con duras derrotas, más allá que buena parte de ellas se debe a la progresiva y ya casi permanente intolerancia desde la oposición hacia las propuestas del Gobierno, aunque en su contra también pesa el desalineamiento de un oficialismo que ha pensado más con la calculadora y las redes sociales más que en su rol de respaldo (supuesto) al Gobierno.

El cambio podría efectuarse durante esta semana, pero, según explicaron en La Moneda, no se ha tomado ninguna decisión definitiva aún sobre esta opción.