Solfrutil nació de la mano de una pareja de ex trabajadores del área logística y la informática. Gracias a las recetas heredadas de la madre de su cofundador y la ayuda de Pro Til Til han podido establecerse y comercializar sus productos.
Las propiedades del nopal o tuna no son muy conocidas, pero, conviene hacerlo ya que, además de ser una buena fuente de fibra ayudaría a bajar la glucosa en la sangre. Y, junto con ser un aporte para la salud, el cultivo de nopal requiere muy poca agua, por lo que se ha convertido en un fruto sustentable y de bajo costo.
En Til Til, provincia de Chacabuco, le han sacado partido a este superalimento. Y hace muy poco, Julia Gómez y Francisco Rojas, decidieron emprender con productos derivados de la tuna que comercializan bajo la marca “Solfrutil”. Julia dejó la empresa de tecnología donde era asistente y Francisco sus labores logísticas en otra compañía para tomar este singular desafío. “Buscábamos hacer un negocio que nos pudiera afirmar y que se convirtiera en el pilar económico de la familia. Ese es el trasfondo de todo emprendimiento, en realidad”, dice la cofundadora de Solfrutil.
Todo empezó con las recetas de mermelada y miel de tuna que Francisco heredó de su madre: “Desde ahí buscamos innovar con la tuna, darle un valor agregado que nos permitiera desarrollas múltiples productos, no solo la tuna en bruto”, explica. Así, la pareja comenzó a elaborar y comercializar productos derivados de la tuna como miel, mermelada y jarabe, en la “Cocina Comunitaria Til Til” que la corporación Pro Til Til abrió para potenciar el desarrollo de los emprendimientos de la comuna.
Cocina comunitaria Til Til
En una sala de procesos abierta a la comunidad, productores locales como Julia y Francisco elaboran sus productos con resolución sanitaria y reciben asesorías profesionales para sacar adelante su negocio culinario. Para la emprendedora, Pro Til Til fue clave para establecer el emprendimiento: “Nos ayudaron a industrializar nuestro proceso y a trabajar de forma más profesional. Pudimos sacar la tabla nutricional y hacer los cálculos de manera exacta con la ingeniera en alimentos, con todos los requisitos del mercado”, afirma.
Y es que cuando al tratarse de un negocio de alimentos, la sala de producción era fundamental. “Justo se abrieron cupos a principios de este año para nuevos emprendedores, así es que postulamos el proyecto junto a otras 2 personas y nos quedamos con el cupo”, comenta Julia Gómez, preocupada por el freno de mano que impusieron las cuarentenas en la comuna.
“Solfrutil” comenzó a funcionar a fines de febrero y, a pesar de todos los obstáculos, Julia y Francisco esperan seguir aumentando su capacidad de producción y adquirir máquinas para su emprendimiento. “Pro Til Til nos dio un gran empujón”, dice la cofundadora de la empresa. No obstante, hace también un llamado al Estado para que apoye más a los emprendedores en términos económicos. “A veces, ponen demasiadas trabas para pedir ese tipo de apoyo. Con todo lo que estamos viviendo es peor, así que espero que los emprendedores seamos tomados en cuenta, ya que podemos aportar mucho al desarrollo del país”, sostiene la usuaria de la Cocina Comunitaria Til Til.