Las duras críticas al régimen de Maduro en Venezuela no fueron un acto exclusivo del Presidente Sebastián Piñera durante la XXVII Cumbre Iberoamericana: los presidentes de Uruguay, Colombia y Ecuador también dedicaron parte de sus intervenciones haciendo llamados al respeto de la democracia y los DD.HH., buscando una salida democrática para la crisis que vive el país o, derechamente, rechazar la presencia de representantes del gobierno bolivariano en la cita internacional.
Fue el propio mandatario nacional quien abrió los fuegos en contra del régimen venezolano al solicitarle que vuelva a comprometerse en “asumir un pleno y total compromiso con los valores de la libertad, el estado de derecho, la democracia y los derechos humanos”, haciendo hincapié en que este respeto debiera ser una condición necesaria para “integrar esta comunidad de países iberoamericanos“.
Inmediatamente después intervino el presidente colombiano, Iván Duque, quien tuvo su propia opinión sobre el actual gobierno de Caracas (con el que habitualmente tiene fuertes encontronazos), al comentar que “todos los países debemos abrazar la democracia y rechazar cualquier expresión de dictadura”, añadiendo a continuación que “no actuar nos convierte en legitimadores”, haciendo además un llamado a los países a que realicen donaciones para afrontar la demanda de recursos que implica la llegada de “millones de hermanos venezolanos que han salido por la dictadura”.
Por su parte, el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, lamentó que “se haya incorporado a esta cumbre a la delegada del gobierno de Maduro, que no cumple ni la ética política ni el buen gobierno, ni mucho menos el respeto a los derechos humanos de ese pueblo al que dice representar”.
Finalmente, el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou urgió a Maduro a “abrir urgentemente las puertas a la democracia” en su país, tras señalar que no quería terminar su intervención en la cumbre (por videoconferencia desde Montevideo) «sin hacer hincapié en un tema que es de preocupación para nuestro país, el gobierno y la comunidad internacional”.
Al respecto, sostuvo que “a nosotros nos gustaría hablar mirándonos a los ojos. Es más fácil transmitir y recibir respuestas, pero ante la imposibilidad, claramente, con firmeza y apelando a la posibilidad que tiene el señor Maduro o quien lo represente, decirle en nombre de nuestro gobierno que debe abrirle urgentemente las puertas a la democracia”.
Venezuela respondió a medias, de la mano de la vicepresidente Delcy Rodríguez, quien dirigió sus dardos al mandatario colombiano (como sucede habitualmente en el régimen de Maduro), señalando con evidente molestia y virulencia que «creo que el presidente de Colombia, Ivan Duque, si la humanidad se viera en Duque como espejo, los resultados sin duda serían apocalícticos (sic). Es un terrible patético facsimil del fracaso, el fracaso para garantizar la paz al pueblo de Colombia»
Seguidamente, y tras criticar duramente la situación migratoria y el narcotráfico colombiano señaló que «solicito excusas por voces menores de intolerancia de la subregión de nuestra Suramérica, voces menores pero que estoy obligada como vicepresidenta ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela a aclarar».
