Como parte de la histórica revisión integrada del Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, en defensa y política exterior, la autoridad se ha comprometido a utilizar las Fuerzas Armadas para proteger al país y sus ciudadanos, lo que incluye su «responsabilidad de garantizar la seguridad de los 14 territorios de ultramar».
Según informa el diario británico The Telegraph, la estrategia de 114 páginas, titulada «Gran Bretaña global en una era competitiva«, establece cómo protegerá los territorios de ultramar «disuadiendo y defendiendo contra amenazas estatales y no estatales«.
En ese sentido explica que las Fuerzas Armadas «disuadirán y desafiarán las incursiones en las Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar» y «mantendrán una presencia permanente en las Islas Falklands, la Isla Ascensión y el Territorio Británico del Océano Índico».
Sobre las islas ubicadas en el Atlántico Sur, el documento señala que «seguiremos defendiendo la soberanía del Reino Unido sobre las Islas Falklands, Islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur, y velar por los intereses de las 3.500 personas que viven allí están protegidas en fila con el principio de autodeterminación», añadiendo posteriormente que las Fuerzas Armadas mantendrán su presencia en la zona y otras posesiones británicas.
El documento, que Johnson presentó este martes a la Cámara de los Comunes, es visto como un serio compromiso con la soberanía de las Falklands y también Gibraltar, en un momento en que las tensiones son altas tanto con Argentina como España, respectivamente. Asimismo, otras partes de la publicación implican advertencias al expansionismo turco en el Mediterráneo oriental, y el señalamiento de Rusia y China como amenazas estratégicas, llevando, entre otras medidas, a anunciarse el incremento del arsenal nuclear británico en un 40%, y el aumento del presupuesto para diversas áreas vinculadas a seguridad y defensa.
Reacción argentina
La promesa de Johnson será una buena noticia para los habitantes de las Falklands, después de que Argentina reinició con renovados bríos su campaña para reclamar las islas durante el año pasado, nombrando un ministro para ellas y presionando en las Naciones Unidas.
Al respecto, fuentes políticas en Londres afirmaron a la luz de este documento y las intenciones de Johnson que «el Reino Unido está lejos de abandonar sus compromisos transatlánticos. Se están reforzando y se les tiene en alta estima«.
El Gobierno argentino no tardó en reaccionar, y a través de un comunicado de su Cancillería, señaló que «la República Argentina sostiene una vez más que el Reino Unido debe escuchar a la comunidad internacional que promueve el fin del colonialismo en el mundo y que en particular en el caso de las Islas Malvinas ha planteado, a través de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, que el camino para la solución del diferendo por la soberanía es el diálogo bilateral.»
Añadió que «las consideraciones postuladas por el primer ministro Johnson reiteran la tradicional mirada colonialista del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y el conjunto de posesiones británicas alrededor del mundo y para la Argentina no expresan novedad respecto de la política colonial británica. Bajo el argumento no reconocido por las Naciones Unidas de defender el “derecho a la libre determinación”, Reino Unido sostiene la ilegítima presencia en el Atlántico Sur, con el objetivo de apropiarse de las riquezas que allí existen y controlar tanto el acceso a la Antártida como del pasaje bioceánico entre el Atlántico y el Pacífico. La Argentina denuncia en forma permanente que uno de los objetivos principales del Reino Unido es sostener una base militar en Malvinas, circunstancia que los países del Atlántico Sur de América Latina y África que conforman la Zona de Paz del Atlántico Sur (ZPCAS) han planteado como una amenaza para toda la región. La Argentina ha denunciado reiteradamente que esta base viola la resolución 31/49 de las Naciones Unidas que prohíbe las acciones unilaterales en la zona en disputa, como lo es esta base militar».
Acota además que «esta situación ocurre además en un contexto de profunda preocupación por parte de quienes creen que el Brexit ha debilitado la posición británica en el mundo y en particular afectados por la exclusión de los territorios de ultramar como Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur y de los espacios marítimos circundantes del tratado de libre comercio con la UE».