El alevoso atentado sufrido por el equipo periodístico de TVN que volvía de coordinar los detalles para una entrevista con el líder de la CAM, Héctor Llaintul, en la zona de Tirúa, causó toda una serie de reacciones, pero puso una vez más la atención en el llamado «Conflicto Mapuche», el cual parece confirmar más ser producto de grupúsculos que se arrogan la representatividad del pueblo, aprovechando las reales necesidades, estado de abandono y abuso que han sufrido por décadas.
El propio delegado presidencial en la Macrozona Sur, Pablo Urquízar, reconoció en una entrevista con T13 Radio que “en el análisis sociológico y policial de lo que está ocurriendo, hay un hecho: que no solo la CAM es la que está presente (en la zona), sino que hay otros cuatro movimientos que tienen en mente, más extremo, la violencia como método de acción política”.
Así, además de poner en claro, en su apreciación (y la del Gobierno) que Llaintul y la CAM son actores extremadamente violentos a lo largo de los años, precisó que “desde esa perspectiva, no creo solo que la CAM tenga ese poder territorial, sino que lo más probable es que también se lo distribuyan y peleen por ese poder territorial”, añadiendo tajantemente que “otros elementos que se cruzan con esto: acá también se cruza el narcotráfico, el tráfico de armas, el robo de madera y una serie de delitos comunes que se visten bajo de una causa ancestral y legítima (…) Hay una mezcolanza, que hace que todo sea extremadamente complejo y terminen estas situaciones de un modo que no queremos”.
Al menos 5 grupos violentistas han sido identificados en las zonas de La Araucanía y Arauco: Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Weichan Auka Mapu (WAM), Resistencia Mapuche Malleco (RMM), Resistencia Mapuche Lafkenche (RML) y Resistencia Territorial Mapuche Lofche Malleco Puern Nahuelbuta.
Es justamente en medio de esa «mezcolanza» que las alertas de la inteligencia policial recayeron preliminarmente en WAM, reconocido como «un grupo mas radicalizado que la CAM«, según explican en fuentes policiales.
Pero ¿qué puede llevar las sospechas iniciales del atentado en contra del equipo periodístico a este grupo?
Según explican desde fuentes de inteligencia policial, Héctor Llaitul ha reorganizado la CAM al menos 5 veces tras sucesivas desarticulaciones por parte de diversos operativos a los largo de los años.
«Llaintul ha perdido mucha tracción entre los mapuches porque sus redes son más bien políticas (recordemos su pertenencia pretérita al Frente Manuel Rodríguez), y por ello, se lo considera actualmente como alguien demasiado vinculado con los ‘winkas’ y más bien contactado a una estructura revolucionaria, que no les produce réditos económicos», señalan desde sectores de investigación, acotando que «como el negocio es básicamente robo de madera, cosechas y de autos para venta de partes, y cultivo y robo de marihuana, en términos prácticos Llaitul quedó superado en los últimos años, de alguna manera, por el capitalismo de los negocios ilegales de los otros mapuche o grupos que se arrogan su representatividad».
En medio de esta progresiva pérdida de influencia, «y como respuesta a esta cuestión por un lado la criminalidad y por el otro las redes comunistas, surgió WAM, un grupo de corte nacionalista mapuche que reivindica el sentir étnico propio. De hecho, son paganos, rechazan el cristianismo (de allí sus ataques a las iglesias evangélicos y católicas) y operan sobre la base de células que ellos denominan Órganos de Resistencia Territorial. Son muy violentos: no les interesa la captura de terreno, robo de madera ni nada de eso, solo estrictamente violencia para echar a los winkas del territorio«, explican desde estas mismas fuentes.
Agregan que «entonces, cuando ven que Llaitul está tratando de reconstruir por enésima vez la CAM, y por eso iba a dar la entrevista con TVN, desde una perspectiva revolucionaria conectada con los anarquistas y comunistas en el sentido del pacto electoral Chile Digno y las elecciones en ese esquema, estos van y lo sabotean«.
Esa sería la tesis investigación preliminar, la cual además establece dos líneas iniciales de causales del ataque sufrido por el equipo periodístico: «Que este haya sido una ataque simplemente regular y de «chiripazo» le pegaron a los de TVN o, en el peor de los casos, que haya sido una ataque organizado para demostrar que Llaitul no tiene control territorial, cuyo único poder es que lo entrevistan en la televisión, pero que no tiene realmente tracción dentro del sector social».
En cualquiera de los escenarios preliminares, u otros que puedan surgir en estos días, para la investigación de inteligencia «lo que esto demuestra es que no hay una claridad de mando dentro del sistema mapuche o que se dice representar al pueblo mapuche; por ejemplo, no son como el IRA o la ETA donde uno podía hablar con una estructura de liderazgo clara. Acá hay 5 grupos mapuche que están peleando entre ellos».