Quince años han pasado desde que la Cineteca Nacional de Chile -ubicada en el Centro Cultural La Moneda– abrió sus puertas al público, en 2006. El organismo encargado de preservar, conservar y difundir el patrimonio cinematográfico y audiovisual del país, cuenta con una sala de cine y un microcine, y en ellas se han realizado a la fecha alrededor de 22.000 funciones, se han estrenado 594 películas chilenas, se han llevado a cabo 253 festivales de cine y han asistido más de 633.000 espectadores a todas estas actividades.
Además, a pesar de que 2020 fue un año complejo, la Cineteca Nacional logró continuar su trabajo de preservación y restauración del patrimonio cinematográfico, poniendo también al acceso del público su acervo con información que da cuenta de los más de 5.000 títulos depositados en el archivo, y continuando la difusión y programación de cine chileno con estrenos del año en formato VOD y alcanzando las 441 películas en su Cineteca online, plataforma que este último año fue ampliamente visitada por las personas durante los meses de encierro por la pandemia por Covid-19.
La directora de la Cineteca Nacional de Chile, Mónica Villarroel Márquez, describe la trayectoria de esta de la siguiente manera: “Quince años de vida nos permiten hablar del modelo de archivo que hemos construido. Es preciso detenernos en el estrecho vínculo entre el patrimonio audiovisual, la identidad nacional y la memoria. Este no solo involucra una representación de quienes somos, sino que contribuye a construir la imagen de nosotros los chilenos, en un proceso que no es cuestión de pasado, sino de presente y también de futuro”.
En el contexto de su aniversario, la Cineteca Nacional exhibirá entre el 12 y el 14 de marzo una restauración de El húsar de la muerte, película silente de 1925 escrita, dirigida y protagonizada por Pedro Sienna, que narra las aventuras del prócer chileno Manuel Rodríguez durante el período de la Reconquista hasta su muerte en 1818. Este trabajo, el cuarto realizado en el país en pos de la preservación de esta cinta, es presentado a 96 años de su estreno con una inédita versión, que cuenta con el acompañamiento musical de la Banda del Colectivo La Patogallina.
El húsar de la muerte: restauración 2020
El húsar de la muerte ha tenido tres procesos previos. El primero en 1941, cuando el cineasta Gregorio Pardo sonorizó una copia para volver a ponerla en circulación, suprimiendo los intertítulos y poniendo subtítulos sobre la imagen, con música clásica como acompañamiento. La segunda, cuando esta copia fue encontrada en 1958 y restaurada por Sergio Bravo en el Centro de Cine Experimental de la Universidad de Chile para volver a exhibirse en 1962. Esta versión fue musicalizada luego por Sergio Ortega y actualmente pertenece al archivo de la Cineteca de la Universidad de Chile. Finalmente, en 1996, la División de Cultura del Ministerio de Educación realizó una nueva restauración usando como base el rescate de 1962, con música compuesta por Horacio Salinas. El proceso fue liderado por Ignacio Aliaga y contó con la participación de Daniel Sandoval y Carmen Brito. En 1998, y mediante el Decreto de Educación 742, la película fue declarada Monumento Histórico Nacional, estableciendo que la División de Cultura “es el organismo encargado de la conservación de la película”. Esta copia está actualmente resguardada por la Cineteca Nacional de Chile, luego de que el mencionado Ministerio traspasara su acervo fílmico a la Fundación Centro Cultural Palacio de La Moneda en 2006.
La versión de El húsar de la muerte que presentará la Cineteca Nacional en esta oportunidad corresponde a una restauración digital efectuada en sus laboratorios durante el primer semestre de 2020, a partir de la copia fílmica en 35mm depositada en el archivo por el Ministerio de Educación. El proceso consideró la inspección física, limpieza, remoción de cinta adhesiva, reparación de empalmes, perforaciones forzadas y despuntes, y el posterior escaneo de cada rollo de la película en 4K (4096 x 3112 pixeles), para finalizar en archivos de video de alta calidad que fueron restaurados digitalmente.
El trabajo de restauración, llevado a cabo con el software Diamant, fue abordado en cuatro pasos: eliminación de parpadeo, estabilizado, eliminación de suciedad y eliminación de rayas, siendo esta última etapa la que requirió más tiempo y la que se ajustó al requerimiento específico de cada escena de la película. Posteriormente, en una revisión cuadro a cuadro se eliminaron basuras, puntos o rayas que no fueron detectadas en el proceso anterior, removiéndose también manchas de hongos, marcas de empalmes, roturas de la cinta y cualquier otro defecto.
Luego de esto, el resultado fue exportado para la corrección de color y etalonaje digital en el programa Davinci, nivelando y resaltando tonalidades de la película, siempre con el objetivo de acercarse lo más posible al filme original.
Finalmente, se realizó la sincronización de imagen y sonido, musicalizando esta nueva copia con la adaptación que la Banda del Colectivo La Patogallina hizo especialmente a partir de la música que la misma compañía interpreta durante el montaje de la obra teatral homónima, adaptación interpretada en vivo durante el cine-concierto que la agrupación efectuó en la sala de cine de la Cineteca Nacional de Chile en enero de 2020 y que posteriormente fue registrada en estudio para formar parte integral de esta nueva restauración.