Pese a que China fue el país en donde se originó la pandemia y de esto ha pasado más de un año, sus vacunas no logran ser aceptadas por el mundo como un medicamento eficaz en el combate contra el Covid-19, lo cual está generando un fuerte dolor de cabeza a su diplomacia para convertirse en el hegemón mundial en medicina. Es decir, no generan la confianza necesaria en un mundo que vio cómo China tardó en informar sobre el virus y existen dudas razonables en relación a la magnitud de la pandemia en ese país dado el régimen dictatorial que controla todos los ámbitos y donde se han registrado sospechosas muertes de científicos chinos que buscaban entregar información oportuna sobre este mal que ha hecho tambalear el mundo occidental e incluso ha encarcelado a periodistas por informar sobre el Covid. Pero además hay que considerar varios escándalos relacionados con la producción de vacunas por parte e farmaceúticas chinas, tal como ocurrió en 2018 cuando Changsheng Biotechnology Co. se vio obligado a retirar sus vacunas de DTP (difteria, tétanos y tosferina).

Al cierre de esta nota un cable de Ap que reproduce el diario mexicano El financiero acrecenta las dudas: China bloquea entrada a equipo de la OMS que investiga origen de COVID. Adhanom Ghebreyesus dijo que ‘dejó en claro’ que la misión era una prioridad para la agencia de salud de la ONU, y que ‘se le aseguró que China está acelerando los procedimientos internos para el despliegue’. Con esta información China no da garantía al mundo en materia sanitaria.

Ensayos dudosos

Actualmente el único país que tiene dos ensayos clínicos de la vacuna china en curso es Pakistán, donde incluso altos funcionarios del Gobierno están siendo inoculados. Sin embargo, muchas personas se niegan a aceptarla, debido a que Pekín no ha asegurado que podría depender de sus vacunas.

Pero la situación de Pakistán es especialmente preocupante debido a que en años previos a la pandemia, China financió casi 70 mil millones de dólares en toda la nación del sur de Asia en carreteras, ferrocarriles y centrales eléctricas, y Pakistán ahora tiene dos ensayos clínicos chinos en curso, incluso con altos funcionarios gubernamentales que están siendo vacunados. Sin embargo, los comentarios de las personas en Karachi, la ciudad más grande de Pakistán, así como en otras naciones en desarrollo desde Indonesia hasta Brasil, junto con encuestas y comentarios oficiales, muestran que China no le ha asegurado a la gente que podría depender de sus vacunas.

Esta desconfianza en países pobres podría provocar un verdadero debacle político a nivel global, ya que los ciudadanos no aceptarían la oferta china y sienten que se les está entregando un producto de inferior a las que están siendo usadas en otras naciones.

Y es que las vacunas chinas apuntaban a transformarse en una real victoria a su diplomacia, ya que reforzaría los lazos con decenas de naciones pobres en medio de una escasez de vacunas que ya países desarrollados en Occidente han dado a conocer, incluso el medicamento es respaldado solo por los Emiratos Árabes Unidos y la propia China.

Otro punto para la desconfianza son los datos de investigaciones, ya que los fabricantes chinos se colocaron en la punta de estas exploraciones, pero el control del contagio por parte de China les impidió encontrar lugares donde realizar los ensayos clínicos de tercera etapa mientras que sus colegas occidentales avanzaban en sus investigaciones.

Actualmente, Pekín tiene ensayos clínicos de tercera fase en ejecución en a lo menos 16 países como es el caso de China National Biotec Group desde Argentina hasta Marruecos; Sinovac Biotech recluta a Brasil, Turquía y Filipinas, entre otros; y pruebas de CanSino en Pakistán, México y Arabia Saudita.

Hasta ahora, los resultados de los ensayos han sido disímiles, puesto que en Brasil se informó que la vacuna de Sinovac tenía una efectividad de un 50%, mientras que en Turquía es superior al 91%. Sin embargo, hay que dejar establecido la cantidad de personas tratadas donde en Brasil se tomaron 170 casos y en Turquía 29.

Otro factor que podría perjudicar a China es su capacidad de elaborar vacunas para todos los países que lo requieran, ya que a pesar de lo expresado por el gobierno para desarrollar cientos de vacunas, puede ser que Pekín esté sobrestimando sus procesos.

Y es que al no poder satisfacer la demanda, las naciones en desarrollo recurrirían a otros proveedores y, por lo tanto, China perdería influencia no solo en el ámbito económico, sino que también en el aspecto diplomático y estratégico.

Lo que se puede inferir es que la población mundial requiere de información trasparente sobre las vacunas Covid y su eficiencia, puesto que ante la ausencia de estos datos será fácil predecir una percepción de dos niveles de vacunas y China estará por detrás de las que ya se están aplicando en distintos países como es el caso de Pfizer-BioNTech.

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