Las consultas a través de la web y las visitas a los centros auditivos GAES han aumentado en los últimos meses por los problemas de comunicación que se producen con el uso generalizado de las mascarillas.

Belén Reyes, fonoaudióloga de los centros auditivos GAES explica que el uso de mascarillas se ha vuelto preocupante entre las personas que sufren algún tipo de problema auditivo. “A muchas personas de entre los 70 y 80 años se les ha hecho difícil comunicarse fuera de sus casas, porque la mascarilla reduce el volumen y la claridad de la voz, además no pueden leer los labios. Como expertos en audición entregamos recomendaciones y orientación a toda persona que está con dudas sobre su salud auditiva”.

La experta informó que las mascarillas pueden llegar a reducir el volumen entre 4 y 12 decibeles, dependiendo del material con el que estén hechas. Recientemente el Illinios Augmented Listening Laboratory realizó el estudio “Efectos acústicos de las mascarillas médicas, de tela y transparentes en las señales del habla” a través del que realizó pruebas con diferentes tipos de mascarilla para ver cual permite una mejor comunicación.

Los resultados afirman que las mascarillas más transpirables, como las quirúrgicas o las de algodón de tejido liso, transmiten mejor el sonido que aquellas que incorporan un recorte de plástico en el centro, con el objetivo de poder ver los labios, o tejidos densos. En este estudio, no obstante, se evaluó exclusivamente la eficacia del sonido, dejando de lado lo que se refiere a la transmisión de las gotas.

En cualquier caso, la coyuntura derivada del Covid-19 «hace que mantener una buena salud auditiva sea más importante que nunca», apunta Belén Reyes. «Es fundamental que se acuda al especialista en cuanto se empiece a percibir algún indicio que podemos estar experimentando pérdida auditiva. Esto, junto a la obligación de llevar mascarilla, puede acabar desembocando en el aislamiento de la persona con problemas de audición», advierte la fonoaudióloga.

En este sentido, GAES recomienda vocalizar con claridad siguiendo un ritmo tranquilo de conversación; repetir lo que se ha dicho si no se ha entendido, utilizando palabras sencillas y directas y huyendo de tecnicismos; mirar siempre directamente a la persona, para así evitar que el sonido se desvíe; respetar los turnos de palabra; no comer ni fumar durante el acto de habla; apoyarse en gestos sencillos;  preferir las videollamadas para que se pueda realizar la lectura de labios; eliminar los ruidos de fondo y acudir al especialista ante signos de pérdida de audición.

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