En los relatos anteriores dimos cuenta del contexto e inicio del Combate Naval de Iquique, uno de los enfrentamientos más importantes de nuestra historia. Tras la arenga de Prat a su tripulación, se inició el combate con los primeros fuegos por parte del Huáscar, que, no obstante, no dieron en la Esmeralda. Es necesario aclarar que, en las primeras horas del combate, el monitor peruano no provocó mayores daños a la Esmeralda. El problema provenía del fuego desde tierra de un grupo del ejército del Perú dispuesto en el puerto de Iquique.
Por otro lado, Grau estaba mal informado, respecto a que la Esmeralda estaba rodeada de minas, por lo que mantuvo al monitor a una distancia prudente de nuestro buque nacional. Prat al ver que estaba entre dos fuegos, decide moverse en línea de la costa, pero una de las calderas estalla. La Esmeralda queda prácticamente inmóvil y es el momento que aprovecha Grau para espolonear.
Es en este instante donde Arturo Prat planea un abordaje al monitor y apresar al comandante. Consciente de los riesgos, pero con un amor por nuestro país, salta al buque peruano junto al sargento Aldea en este primer abordaje. Minutos más tarde Prat cae abatido en la cubierta del Huáscar.
Posteriormente el Huáscar realiza un segundo espolonazo, instancia en la que el teniente Ignacio Serrano junto a doce marineros, saltan al monitor, empero todos caen bajo las balas.
La cubierta de la Esmeralda se convirtió en un matadero producto del fuego de los cañones Amstrong del Huáscar. Aun así, el monitor peruano da un tercer y fatal espolonazo, provocando el hundimiento de la gloriosa corbeta a las 12:10 pm de aquel 21 de mayo.
No debemos olvidar el ejemplo de Prat, Condell, sus oficiales y tripulaciones de la Esmeralda y Covadonga respectivamente. Demostraron una valentía y coraje a toda prueba, cuyo testimonio de entrega por nuestro país es un ejemplo que debemos poner en práctica para salir adelante. El día a día es una batalla constante y debemos tener la capacidad, la valentía y coraje para doblegar la adversidad, porque eso es lo que efectuó Arturo Prat con su acto de heroísmo y que está plasmado en nuestros corazones. Porque todo chileno(a) sabe que, aunque la contienda sea desigual, nunca hay que arriar el pabellón.