Toda la prensa nacional española se hace eco del nuevo episodio surgido hace escasas horas respecto a las dudas o supuestos surgidos en torno a ¿quién quiere hacer saltar a quién en la Coalición? mediante pólvora derramada llamada Reforma Laboral del 2012, del Gobierno Rajoy.
Inexplicable a todas luces, que en un texto pueda cuestionarse entre la tarde del miércoles 20 y la mañana del jueves 21, la validez supuestamente acordada y firmada con las palabras “derogación integra” sustituida por una afirmación de carácter parcial por otra de las partes firmantes, indicando que únicamente, sería limitada y afectaría a tres puntos, quedando anulado el primero.
¿QUÉ OCURRE DE NUEVO? ¿NO PUEDE HABER UN SOLO DÍA DE ALGO DE TRANQULIDAD POLÍTICA PARA LA SOCIEDAD CIVIL?
Cada jornada transcurrida supone un nuevo desequilibrio emocional entre los españoles, ya bastante sufridos ante tanto acontecimiento adverso presente y sobre todo con un futuro presumiblemente nada halagüeño.
Lamentablemente, al no haberlo podido confirmar, no podemos aseverar el alcance del “fuego amigo” dentro del propio Congreso, pero nos indican, similar al que le tocó aguantar a Rajoy.
Para colmo, las declaraciones del vicepresidente mediante vocablos en latín alusivo al “pacta sunt servanda” (los contratos están para cumplirse).
¡MILAGRO! qué no encontraba cercano el presidente, porque le podía haber contestado para justificarse con otro latinajo: “rebus sic stantibus” (estando así las cosas….)
No se trata de la primera vez, ni tampoco será a última, que hemos escrito sobre los diversos desatinos a los que viene siendo testigo este País en su vertiente gubernamental de un tiempo a esta parte.
Allá, por finales de abril de 2019, escribimos en este y otros Medios a través de modificaciones obras públicas el artículo titulado: “España se quiebra ante lo desconocido”.
La peculiaridad del mismo residió en encontrarse en las respectivas redacciones previo al escrutinio de los resultados finales.
Posteriormente, siguieron otros, entre tantas vicisitudes padecidas hasta llegar a un segundo título preñado de temor basado en un proverbio árabe, «Un no, significa un medio sí», también publicado previamente allá por mediados de julio del mismo año, por un columnista absolutamente incrédulo ante las manifestaciones del Presidente del Gobierno respecto a que nunca pactaría con alguien que le restara sueño; (hoy vicepresidente), y que al parecer, lo debe tener de insomnio en insomnio, o quizás ¿nos encontramos ante auténticos personajes de línea maquiavélica, supervivientes natos?
Es una pregunta que a veces asalta el pensamiento de este veterano jurista, que conoce a sus políticos, y a sus excepciones, también. Obtengan Vds. sus propias consecuencias.
Sobre el autor:
Jesús Antonio Rodríguez Morilla, abogado, Doctor en Derecho (Cum Laude) Modificadoscompraspublicas