Tras una dilatada trayectoria de 75 años en el servicio diplomático, el embajador Mariano Fontecilla recibió este jueves un merecido homenaje de parte del Senado.
El diplomático fue el invitado de honor en la actividad desarrollada en la sede de Santiago, y que contó entre otros con la presencia de los ministros de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, Secretaría general de la Presidencia, Felipe Ward, el Presidente del Senado, Jaime Quintana, el Presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva, decano del Cuerpo Diplomático y Nuncio Apostólico del Vaticano en Chile, Monseñor Bernardito Auza, además de parlamentarios, miembros del cuerpo diplomático e invitados especiales.
Como parte del homenaje, la Cámara Alta inauguró también la Sala «Embajador Señor Mariano Fontecilla de Santiago Concha», en homenaje al distinguido diplomático, una de las salas más utilizadas para reuniones parlamentarias en Santiago y que hasta ayer era conocida simplemente cono «Sala 144».
«Trabajó en el servicio diplomático durante la administración de 11 presidentes y 13 gobiernos. Y en este largo período de servicio diplomático, recibió 31 condecoraciones, estuvo en seis embajadas como Embajador y detenta, además, seis cargos honoríficos», destacó el ministro Ribera. «Sin lugar a dudas, es una tremenda carrera de servicio público y, como él mismo ha señalado, al servicio del Estado», agregó el canciller.
En tanto, el senador Quintana junto con destacar los hitos de la carrera del diplomático, resaltó especialmente su rol como coordinador diplomático del congreso, un cargo al que llegó en 1990 por solicitud del entonces ministro de Relaciones Exteriores Gabriel Valdés.
Al término del evento, el embajador Fontecilla, en conversación con Infogate señaló con evidente emoción que «es inédito que se hayan preocupado de los servicios de un diplomático y empleado público (…) no había existido una sala a nombre de ninguna durante la vida, ya que por lo general estas son situaciones póstumas (…) así es que estoy muy agradecido, sobre todo que es una sala muy cotizada, muy utilizada, así es que es una gran delicadeza la idea de haberme dado esta sala».
Por otra parte, nos entregó su visión sobre cómo ha visto en esos 75 años de carrera la evolución del país y la diplomacia chilena, señalando que «ahí no alcanza a haber perplejidad. Acompañar todos estos cambios significó haber seguido las ondas del momento (…) he tenido que hacer una especie de surf terrenal: eso que se hace en las olas, lo he tenido que hacer en la tierra para poder subsistir y estar sirviendo a 11 gobiernos y 12 presidentes. En ese tiempo, Chile se ha convertido en otro país, otra nación, que espero que pueda seguir en esta vertiente y no cambiar de carril».