Durante estos meses estamos experimentando una creciente violencia e intolerancia, por eso hago un llamado al respeto y terminar con la violencia que está polarizando peligrosamente nuestro país. Si no soy capaz de respetar al que está al lado mío no voy a ser capaz de crecer, porque solamente voy a imponer mi voluntad. El respeto y la libertad de las personas llega hasta donde comienza la libertad del otro, por lo tanto, respetarse significa encontrar ese punto de unión y no agredirnos como lo estaos haciendo. No podemos instalar la cultura de la agresión en nuestra sociedad, porque la dignidad parte desde el respeto y sin respeto no hay dignidad.
Lo ocurrido durante la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y las tomas de establecimientos educacionales, como una forma de boicotear el proceso de acceso a los centros de la educación superior, es también una forma de violencia en que se ha pisoteado la dignidad de los jóvenes que se prepararon para dar esa prueba.
Hoy, en Chile nos hemos dado cuenta que somos mucho más violentos de lo que creíamos Nos creíamos un país tranquilo, un país respetuoso, pero la verdad es que se han despertado la peor parte de cada uno de nosotros y lo hemos visto en todas partes durante este tiempo.
Esta intolerancia y violencia viene en aumento y la observamos a diario cuando circulamos por las calle, entre los conductores, entre los peatones.
No nos estamos respetando y nuestro nivel de intolerancia es cada vez más mínimo, pasamos rápidamente del insulto al golpe, estamos en medio de una crisis político-social y esta forma violenta de relacionarnos es un reflejo de ello, y debemos ponerle atajo en conjunto, como sociedad, antes que sea demasiado tarde, porque hoy estamos asumiendo como normal la violencia.
En este sentido, cabe recordar la experiencia ocurrida en Ecuador, la manifestación para llegar al mismo nivel de violencia que tuvo en Chile tomó 12 días, en Chile la misma intensidad de violencia ocurrió en dos horas en Santiago. Para los inmigrantes venezolanos que han llegado a Chile a refugiarse, muchos de ellos comentan preocupados que han encontrado más violencia en las calles de Chile que la que ellos mismos experimentaban en Venezuela.
Hago un llamado al diálogo, al entendimiento, porque lo que está ocurriendo no es normal, los niveles de violencia a los que se ha alcanzado superan con creces lo que otros países han tenido en estos mismos procesos, por lo tanto, respetémonos unos a otros. Entendamos que la cultura de la dignidad comienza con el respeto y sin respeto es imposible que haya dignidad.