CURITIBA, Brasil (AP) — El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva salió el viernes de una prisión en Curitiba en la que se hallaba desde abril de 2018, luego de que un juez federal ordenó su liberación.
Cientos de partidarios de Lula se habían congregado en el exterior de la sede de la policía federal en Curitiba, esperando la salida del exmandatario de 74 años. En el lugar ha sido montado un escenario en caso de que desee dirigirse a los presentes.
El equipo de defensa de Lula había presentado la solicitud para su liberación horas antes en la corte en Curitiba.
La liberación de Lula ocurre luego que el Tribunal Supremo determinó el jueves por la noche que una persona sólo puede ser encarcelada una vez que todas las apelaciones en cortes superiores hayan sido resueltas.
Lula sigue apelando el caso que lo mandó a prisión: una condena por corrupción y lavado de dinero relacionada con la compra de un apartamento frente al mar en el estado de Sao Paulo.
En caso de agotar todas las apelaciones, podría verse obligado a regresar a prisión.
“Lula libre”, tuiteó el exmandatario el viernes junto con un video en que aparece ejercitándose en un gimnasio.
Lula, que fue presidente de Brasil de 2003 a 2010, asegura que el caso en su contra tiene motivos políticos. No pudo contender en las elecciones presidenciales de 2018 debido a su condena.
No queda claro qué papel político buscará tomar ahora que se encuentra libre. El exlíder del Partido de los Trabajadores (PT) sigue siendo una figura popular en la izquierda del país, y su liberación había sido exigida incesantemente por políticos y electorado.
Los analistas políticos creen que Lula podría encabezar a la oposición, que ha sido desmoralizada por los escándalos de corrupción, el proceso de destitución de Dilma Rousseff -sucesora de Lula-, el encarcelamiento del propio Lula y más recientemente por una derrota aplastante en las elecciones presidenciales de 2018.
Aparte de su promesa de erradicar la corrupción y frenar la violencia, el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro realizó una fuerte campaña contra el Partido de los Trabajadores. Bolsonaro ganó las elecciones con el 55% de los votos y rindió juramento el 1 de enero.