27 horas después de haber despegado de la tierra, la cápsula Crew Dragon de SpaceX para la NASA logró superar una fase delicada este domingo: Se acopló automáticamente a la Estación Espacial Internacional (ISS), a más de 400 km sobre la superficie de la Tierra. El acoplamiento de la cápsula, que lleva un maniquí a bordo, fue a las 10H51 GMT, confirmaron los astronautas de la estación.
Un viaje que comenzó el sábado 2 de marzo en Cabo Cañaveral, en Florida, con el lanzamiento del cohete Falcon 9 y en su extremo la cápsula Crew Dragon, ambos concebidos por la empresa privada SpaceX del multimillonario Elon Musk.
«Confirmado el acoplamiento suave», así, con esas sencillas palabras, los astronautas presentes en la estación espacial internacional o ISS por sus siglas en inglés, confirmaron la llegada de la nueva cápsula Crew Dragon, esta vez sin tripulantes vivos, salvo Ripley, un maniquí llamado así en honor a la heroína de las películas «Alien» e interpretada por la actriz Sigourney Weaver.
La estadounidense Anne McClain y el canadiense David Saint-Jacques, dos de los tres ocupantes de la ISS, comenzaron a preparar la apertura de la escotilla, según las imágenes transmitidas por la Nasa en directo desde la estación.
La cápsula se había acercado gradualmente en varias etapas a la estación, sincronizando su velocidad y trayectoria. En la imagen, el contacto parecía producirse muy lentamente, pero lo cierto es que la ISS y la cápsula avanzaban paralelas a más de 27.000 km/h en órbita alrededor de la Tierra. La llegada tardó aproximadamente 27 horas desde el lanzamiento de la cápsula en un cohete Falcon 9 de SpaceX desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida.
Crew Dragon se separará de la estación el próximo viernes para volver a la Tierra y caer en una plataforma en el Atlántico, frenada por cuatro paracaídas.
La misión es un ensayo general, sin humanos, de la primera misión tripulada de Crew Dragon, que se lanzará, si todo va bien, en este año.
El objetivo de la prueba es verificar que el vehículo sea confiable y seguro, para permitir a la Nasa reanudar los vuelos tripulados desde suelo estadounidense.
Desde el final del programa de transbordadores espaciales en 2011 tras 30 años de servicio, solo los rusos transportan personas en viajes de ida y vuelta a la ISS gracias a su nave Soyuz.
SpaceX ha realizado este viaje una docena de veces desde 2012 pero llevando solo suministros para reabastecer la estación. Transportar humanos allí requiere asientos, un aire respirable en una cabina presurizada, una temperatura regulada para los pasajeros y, por supuesto, sistemas de emergencia.
La Nasa se dispone así por primera vez a confiar a compañías privadas el transporte de sus astronautas. Boeing también ganó un contrato y está desarrollando su propia cápsula, Starliner, que será probada en unos meses.
La agencia espacial estadounidense ya no es propietaria de naves ni cohetes y compra un servicio por un precio fijo: 2.600 millones de dólares por seis viajes tripulados de ida y vuelta en el caso de SpaceX, según un contrato firmado en 2014, al que se suman los contratos de desarrollo de las naves por 600 millones.
Reducir los costos
Este cambio de modelo se inició durante el primer mandato del presidente Barack Obama, a partir de 2010. Pero debido a los retrasos en el desarrollo, se ha concretado bajo la presidencia de su sucesor, Donald Trump.
«Hemos logrado que la Nasa vibre otra vez. Gran operación y éxito. ¡Felicitaciones a SpaceX y todos!», tuiteó el mandatario republicano el sábado después del lanzamiento de la cápsula.
La Nasa tiene como instrucción oficial desde 2017 volver a la Luna. Para los efectos, ha recibido un buen financiamiento del Congreso y tiene un presupuesto de 21.500 millones de dólares en 2019.
Jim Bridenstine, su director, explica que la agencia espacial busca reducir sus costos en la órbita baja para dedicar sus recursos a este regreso y a la construcción de una pequeña estación en la órbita lunar en la década de 2020.
El gobierno de Trump quiere dejar de financiar la ISS a partir de 2025. «Este día representa una nueva era en los vuelos espaciales, una era en la que seremos, como agencia y país, un cliente entre muchos clientes en un mercado privado sólido en la órbita terrestre baja», dijo Bridenstine el sábado tras el lanzamiento de la Crew Dragon.
Elon Musk, fundador de SpaceX dijo, no obstante, que la comercialización de los viajes a bordo de la Dragon no era su prioridad. «Aún no hemos comenzado a buscar clientes privados» para Dragon, reconoció el sábado.
El magnate, que creó SpaceX en 2002, parece más interesado en una exploración más lejana del Sistema Solar. En la misma conferencia de prensa, reiteró su sueño: «Deberíamos tener una base en la Luna, una base humana permanentemente ocupada en la Luna. Y enviar gente a Marte y construir una ciudad en Marte».
Musk firmó con un cliente, el multimillonario japonés Yusaku Maezawa, para un viaje alrededor de la Luna no antes de 2023, a bordo de un cohete que está en construcción, mucho más poderoso que el utilizado para la misión Dragon.