El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció este martes la congelación de los precios del gas, la electricidad y de los combustibles como medidas importantes que buscan «apaciguar» las protestas de los llamados «chalecos amarillos«.

A través de una declaración televisada, Philippe dijo que «ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación«, añadiendo que también se suspende el endurecimiento de la inspección técnica de vehículos, otra de las demandas originales del movimiento.

«Esta cólera, que viene de lejos y durante mucho tiempo ha estado muda, hoy se expresa con fuerza y de forma colectiva. Habría que estar sordo y ciego para no verla y escucharla«, señaló el primer ministro, quien afirmó que se abrirá un diálogo nacional para revisar por completo el sistema fiscal francés.

Además, para este martes se tiene prevista una reunión del primer ministro y algunos «chalecos amarillos» cuyo objeto es buscar una concertación y una salida a la crisis social fue anulada.

La mayor parte de los cabecillas de los «chalecos amarillos» habían advertido desde el lunes que no irían a la cita en señal de protesta por la actitud inflexible del Gobierno, mientras que otros volvían a confirmar que recibían amenazas de otros miembros del movimiento para impedirles que acudieran.

Además, Philippe recibió ayer lunes a responsables de los partidos políticos que le pidieron que renuncie al incremento de los impuestos sobre el carburante.

A su vez, el presidente Emmanuel Macron convocó ayer lunes a un gabinete de crisis a una decena de ministros directamente implicados en las protestas de los «chalecos amarillos».

Adicionalmente, el mandatario anuló un viaje que tenía previsto a Serbia el miércoles y el jueves por estas protestas, que este martes continúan en forma de bloqueos de algunas carreteras y autopistas.

El Gobierno de Macron había programado a partir del 1 de enero un incremento de las tasas sobre el combustible de 6,5 céntimos de euro por litro para el gasóleo y de 2,9 céntimos para la gasolina, dentro de su estrategia para reducir la dependencia del petróleo y favorecer una economía con menores emisiones de dióxido de carbono, con el objetivo de luchar contra el cambio climático.

Con ese nuevo incremento, que se añadía al que se aplica desde comienzos de este año (7,6 céntimos para el gasóleo y 3,9 céntimos para la gasolina) estaba previsto que el Gobierno francés recaudara unos 3.000 millones de euros anuales.