La ONG ecologista Greenpeace llegó hasta la superintendencia de Medio Ambiente para ingresar una denuncia por infracciones ambientales cometidas por las Empresa Nacional del Petróleo – Magallanes o ENAP y la empresa YPF, solicitando que se dé inicio a un procedimiento sancionatorio a los responsables por el «mayor derrame de petróleo producido en Tierra del Fuego y en Chile en los últimos 20 años», señalo la organización.
“Los reportes indican que se derramaron unos 720.000 litros de petróleo, el equivalente a 21 camiones cisterna de 15 metros llenos de petróleo. Vinimos a establecer una denuncia para que el superintendente, Cristián Franz, pueda dar una respuesta y aplicar las sanciones correspondientes a los responsables de este desastre ambiental que podría amenazar gravemente a la biodiversidad de la zona”, manifestó Estefanía González, Coordinadora de Campañas de Greenpeace en Chile.
Para la organización ambientalista, un ecosistema puede tardar hasta un siglo entero en recuperarse de una contaminación de este tipo, por esta razón enfatizan que “no podemos permitir que la Patagonia se transforme paulatinamente en una nueva zona de sacrificio de Chile, tenemos una responsabilidad a nivel país por proteger una región y una zona de valor inconmensurable nacional e internacionalmente”.
“El petróleo tiene contaminantes altamente tóxicos, que pueden afectar los sistemas de reproducción y alimentación de las especies a largo plazo. Los animales son altamente vulnerables al petróleo pues, a la aves se les impregnan en sus plumas afectando el aislamiento del frío que tienen de manera natural. En el caso que la contaminación llegue al mar, a los mamíferos marinos se les pueden obstruir las vías respiratorias, además de las especies que al alimentarse en esta zona pueden resultar intoxicadas.”, aclaró González.
La semana pasada el más prestigioso grupo científico en materia de cambio climático, el IPCC, demostró que para evitar impactos irreversibles en el planeta, la extracción de combustibles fósiles debe reducirse drásticamente en la próxima década. El consumo de petróleo debe disminuir casi un 40% para 2030. “Continuar apostando a los fósiles implica vulnerar el derecho de las personas a un ambiente sano, no sólo por los impactos del cambio climático, sino por los derrames que afectan a la biodiversidad circundante. Este derrame evidencia el verdadero rostro de la industria petrolera: uno de contaminación e impactos ambientales irreversibles”, explicó Greenpeace.