viernes, noviembre 22, 2024

Peña pone en duda la “sinceridad” de la agenda de género de Piñera tras «piropo» a Maya Fernández

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El columnista y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, salió una vez más a darle con todo al Presidente Sebastián Piñera, colocando en duda la “sinceridad” de la Agenda de Género que dio a conocer hace algunos días, afirmando que la buena intención del mandatario queda desmentido con su polémico «piropo» a la presidenta de la Cámara de Diputados, Maya Fernández.

En lo que es su habitual columna en El Mercurio, Peña explica que la “la frase aparenta inocencia y hasta amabilidad: Tan linda que se ve -le dijo Piñera a Maya Fernández, presidenta de la Cámara de Diputados- y tan dura que es”.

En ese sentido, señala que “si un enemigo de Piñera se hubiera empeñado en que él exhibiera sus verdaderas convicciones, su pulsión más profunda, el ser que verdaderamente es, para desmentir así a sus benevolentes partidarios que aplaudían emocionados la agenda de género que acababa de impostar, es probable que le hubiera dictado una frase como esa”.

Sobre el argumento expuesto por Piñera, el rector de la UDP estima que “la frase, que dirigida a cualquier mujer ya la rebajaría”, puesto que “afirma que la belleza de lo femenino resulta contradictoria con la firmeza de la voluntad”.

Tratándose de Maya Fernández es todavía peor, ya que ella es la presidenta de la Cámara de Diputados, una autoridad de la República a la que, incluso un sujeto de convicciones machistas, no debiera tratar con esa condescendencia que quienes se sienten naturalmente superiores emplean para interactuar con quienes piensan son inferiores: seres cuya principal virtud, a la que debe subordinarse cualquier otra, es ser linda”, explica.

Peña insiste en la equivocación de Piñera, indicando que “esa frase del Presidente, que tenía por objeto poner en su lugar a Maya Fernández (en su lugar de mujer, claro está, un lugar que ella con su severidad inteligente, a los ojos de Piñera, abandonaba), no revela nada que la subjetividad del Presidente, ejecutor de uno y mil chistes sexistas, no hubiera ya dado a conocer. Lo que sorprende es que en medio de la rebelión feminista de estos días él haya sentido que era posible, y razonable, pronunciarla”.

Ante esto, Peña se pregunta “¿Qué explicación puede haber para algo así?” y su respuesta es que “no hay más que una explicación plausible”.

El Presidente, por alguna causa que habría que dilucidar, posee una rara pulsión de revelar la verdad de sí mismo, una pulsión inmanejable que lo lleva cada cierto tiempo a mostrarse tal cual es. No hay otra forma de explicar que, luego de promulgar una agenda de género y proclamar que había comprendido los errores que los hombres cotidianamente cometían, se sienta con derecho a pronunciar la frasecita esa al dirigirse a Maya Fernández, creyendo, es seguro, que le decía algo simpático, amable y nada agresivo, sin comprender que no hay nada más ofensivo que la ofensa que se disfraza de amabilidad y paternalismo. En español eso se llama condescendencia, y consiste en ejecutar ese gesto falsamente amable y levemente lisonjero con el que quienes se sienten naturalmente superiores les hacen saber a aquellos que se atreven a oponérseles que han abandonado el papel que naturalmente les correspondía”, sostiene.

Porque la expresión más profunda del machismo que acaba subordinando a las mujeres no es el abuso grosero, la pachotada o la insinuación sexual, sino justamente lo que el Presidente Piñera, sin darse cuenta, proporcionó como un ejemplo de manual: la pretensión de que el género asigna a las mujeres un papel dotado de ciertas características que configuran y disciplinan la subjetividad, un papel que ellas no deben abandonar, y la vigilancia de cuyo cumplimiento se efectúa mediante esas expresiones condescendientes que aparentan ser un halago, pero que en verdad son un insulto porque desproveen a la aparente beneficiaria de su condición de sujeto provisto de una voluntad autónoma, capaz de oponerse a otra en razón de sus intereses”, explica.

Finalmente, Peña insiste en que “si un opositor del Presidente Piñera, disfrazado de asesor, hubiera planeado una forma de develar la impostura de la agenda de género recientemente dada a conocer, no podría haber imaginado nada mejor y nada más elocuente que el Presidente Piñera dirigiéndose a la presidenta de la Cámara de Diputados de la manera en que el gran señor solía dirigirse a las mujeres que de él dependían: recordándoles que su papel es subordinarlo todo al deber de ser simplemente lindas”.

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