Roger Federer, ganador del Premio Laureus al mejor deportista de 2017, entregado este martes en Mónaco, duda de que los jóvenes tenistas puedan sumar varios Grand Slams como han hecho Rafael Nadal, Novak Djokovic y él mismo, señala un cable de AFP.
«Es muy difícil ver a uno de estos jugadores del momento ganar 10 Grand Slams. Es sin duda más fácil decir que habrá varios chicos que ganarán uno o dos torneos grandes. Pero ganar diez, es mucho pedirles», aseguró el veterano suizo, ganador de 20 ‘grandes’ a un grupo de periodistas tras recibir el Premio Laureus.
El español Nadal cuenta con 16 y Djokovic con otros 12. Lo más curioso es que los tres han conquistado todos estos títulos en los últimos 15 años.
Y puso como ejemplo a su gran rival: «Quizá se hubiese podido pensar que Rafa iba a ganar algunos Roland Garros. Quizá cinco (ha ganado ya 10) como (el sueco) Bjorn Borg. Eran los dos jóvenes más talentosos que haya visto nunca el tenis».
Pese a ello, Federer no se mostró preocupado por el futuro del tenis. «Siempre ha habido campeones. Alguno nos seguirá y será campeón. Nosotros, los mejores, somos una sombra en el juego y no les dejamos destacar completamente. Pero cuando nos retiremos, el tenis seguirá siendo muy, muy apasionante».
Además del premio al mejor deportista del año, Federer también se llevó el galardón al ‘Mejor Regreso’, con lo que suma seis trofeos Laureus, un récord en la historia de estos premios, que se entregaron por primera vez en el año 2000.
A sus 36 años y seis meses, y después de ganar recientemente en Róterdam, Federer se convirtió en el número 1 más veterano de la historia del tenis.
El premio a la mejor deportista del año fue para la tenista estadounidense Serena Williams, el de mejor equipo para la escudería de Fórmula 1 Mercedes, el italiano Francesco Totti recibió uno especial al conjunto de su carrera.
El golfista español Sergio García, ganador del Másters de Augusta, se llevó el premio al mayor logro deportivo del año y el galardón al momento deportivo más emotivo de 2017 fue para el Chapecoense brasileño, que tuvo que reconstruir el equipo tras haber sufrido un accidente aéreo a finales de 2016 en el que murieron muchos de sus futbolistas y técnicos.