Un Chile distinto al que recibió hace 30 años al papa Juan Pablo II, cuando el país vivía bajo una dictadura militar, espera ahora con una democracia consolidada a Francisco, el pontífice que regresa como máxima autoridad de la Iglesia a una casa que él ya conoce bien.

El primer papa de América visitará Santiago de Chile y las ciudades de Temuco, en el sur, e Iquique, en el norte, en una gira que realizará entre el 15 y el 18 de enero

«A su casa nomás llega» el Santo Padre, dicen quienes recuerdan que Jorge Mario Bergoglio tiene fuertes vínculos con la nación sudamericana cuando, tras diplomarse como técnico químico en los 60, eligió el camino del sacerdocio en su país natal, Argentina, y luego se trasladó a Chile para completar estudios en el Seminario de los Jesuitas.

El papa, de 81 años, será recibido por la presidenta Michelle Bachelet, cuyo Gobierno ha sido objeto de fuertes críticas de parte de la Iglesia católica local por leyes aprobadas recientemente como la que permite la interrupción voluntaria del embarazo cuando exista riesgo de vida para la madre, inviabilidad del feto o violación, entre otras iniciativas.

Desde 1931 estuvo vigente en el país una ley de aborto terapéutico que la dictadura militar del fallecido Augusto Pinochet, por presiones de sectores conservadores y de la Iglesia, derogó pocos meses antes del término de su régimen, en 1990. Desde entonces, el aborto era castigado con penas de cárcel.

Por otro lado, la jerarquía de Iglesia chilena también es objeto de críticas por supuestamente no hacerse cargo de casos graves de abusos sexuales en los que han estado involucrados algunos miembros del clero, entre otras acusaciones.

A pesar de las críticas de lado y lado, la visita de tres días de Francisco es vista con expectación y fervor en un país donde la mayoría de sus poco más de 17 millones de habitantes se declara católica.

El Sumo Pontífice llegará la noche del lunes 15 de enero a Santiago de Chile, donde será recibido por Bachelet. Al día siguiente, tras visitar La Moneda, la sede de Gobierno, visitará una cárcel de mujeres para un encuentro con las internas del penal.

Además, oficiará una misa ante miles de fieles en el céntrico Parque O’Higgins, entre otras de sus actividades.

Posteriormente, viajará hasta Temuco, ciudad ubicada a unos 680 kilómetros al sur de Santiago, donde el miércoles 17 presidirá una misa «por el progreso de los pueblos».

La zona ha sido escenario de fuertes tensiones a través de los años a raíz de las demandas de las comunidades mapuches que reclaman la devolución de las tierras que pertenecieron a sus ancestros, el reconocimiento al derecho a la autonomía y a la autodeterminación, entre otras exigencias.

En junio pasado, y en un inédito gesto, la Presidenta Bachelet pidió perdón al pueblo mapuche por los «errores y horrores» cometidos por el Estado chileno en su relación con la etnia.

El programa tiene previsto también la visita de Francisco a Iquique, ciudad situada a más de 1.700 kilómetros al norte de la capital, una zona que cuenta con una importante presencia de migrantes. Tras concluir su gira en Chile, el papa se dirigirá a Perú.

La de Francisco será la segunda visita de un pontífice a Chile después de la que efectuó en abril de 1987 Juan Pablo II cuando gobernaba Augusto Pinochet (1973-1990) en un país donde entonces se cometían las más graves violaciones de los derechos humanos contra opositores al régimen militar.

Durante su dictadura, unos 3.200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que más de 1.000 figuran todavía como detenidos-desaparecidos, mientras otros 33.000 fueron torturados y encarcelados por razones políticas, según cifras oficiales.

«Nuestro país ha cambiado para bien en estos 30 años. Mientras la visita de Juan Pablo II tuvo lugar durante una dictadura, hoy el Chile que lo recibe (al papa) es plenamente democrático, libre y respetuoso de la Constitución y de las leyes», subrayó Bachelet, quien, con la visita papal, encabezará una de sus últimas actividades oficiales.

La mandataria socialista finalizará su segundo mandato el 11 de marzo. La sucederá en el cargo durante los próximos cuatro años el ex presidente conservador Sebastián Piñera, quien ganó las elecciones presidenciales celebradas el 17 de diciembre.