Tom Hardy a su perro Woody:
La primera vez que vi a Woody era un perro abandonado de 11 semanas de edad. […] Era noche cerrada. Vi a esta criatura corriendo por la autopista a través de los coches y camiones, esas orejas enormes balanceándose hacia el tráfico. Le echa un par, pensé. […] Me llevé los dedos a la boca y silbé tan alto como pude. Él se detuvo, clavó sus ojos en mí y empezó a correr hacia mí. Pensé que iba a morderme. […] Era un perro muy pequeño con dos ojos marrones enormes mirando a los míos, aterrorizado y absolutamente callado. Cuando me lo llevé al coche, se tumbó a mi lado y se quedó dormido. […] Lo llevamos a una tienda de animales para lavarlo y comprarle todo lo que necesita un perro. Paseamos por las estanterías dejando que él eligese sus juguetes y su collar. Nunca olvidaré aquella noche. Fue maravillosa. […] Era un ángel. Era mi mejor amigo. Pasamos tantas cosas juntos. [Mi esposa] Charlotte trabajó sin descanso con él para que superase la ansiedad cada vez que se separaba de la familia. Woody la quería como a una madre. Y cuando se quedó embarazada, él la cuidó sin descanso. […] Con gran tristeza debo decir que Woody falleció hace dos días tras seis meses luchando contra una agresiva polimiositis. Solo tenía seis años. Era demasiado joven para dejarnos y en casa estamos devastados por su pérdida, pero agradecidos por su compañía leal y aliviados porque ya no está sufriendo. […] Gracias, Woody, por habernos encontrado. Siempre te querremos y siempre estarás con nosotros”
Gisele Bundchen a su perra Vida:
Mi mejor amiga, estarás siempre en mi corazón. Nunca dejemos de apreciar el amor incondicional que nuestros animales nos muestran todos los días.
La Roca a su perro Brutus
Otro recordatorio de que tenemos que vivir y amar con tanta fuerza como podamos, porque el mañana nunca está garantizado. Aproximadamente a las 11:15 de anoche mi esposa Lauren y yo tuvimos que tomar la dolorosa decisión de acabar con el dolor de Brutus y desenchufarlo para enviar su alma al cielo de los perros. Agarré sus pequeñas patitas mientras él se encontraba finalmente en paz. Como muchos otros perros hacen, se comió un champiñón mientras jugaba fuera con su hermano Hobbs. Este champiñón resultó ser muy tóxico y en cuestión de horas estaba destrozando su hígado y sus sistema inmunológico. Os animo a todos a vigilar la presencia de champiñones en vuestro jardines, parques o cualquier lugar donde vuestros perros jueguen. Siempre te querremos, Brutus. Siempre serás mi hombrecito.
Barbra Streisand a su perra Samantha
Jason tomó esta fotografía en la que abrazo a Sammie en el día de la madre. Esta es la última foto que tengo con mi queridísima Samantha. Descanse en paz. Valoro cada momento de los 14 años que pasamos con ella. Mayo 2003 – Mayo 2017.
Halle Berry a su gato Playdough
Ayer se me rompió el corazón tras tener que dejar a nuestro adorado Playdough descansar debido a un tumor cerebral. Este pequeñito encendió nuestras vidas y nos trajo alegría todos los días durante 16 años. A la vez que su pérdida es durísima para todos, especialmente para mis hijos, es también una inevitable parte de la vida. Playdough y Maceo eran compañeros. Todos los días desayunaban juntos. Playdough, su croqueta, y Maceo, sus Cheerios. Uno al lado del otro. Juntos, en el suelo. El lazo que unía a mis hijos con Playdough era único y especial y a gracias a él aprendieron lo que es la compasión, la amabilidad y la importancia de amar y cuidar a otros. Ayer Playdough nos recordó que es mejor haber conocido el amor y haberlo perdido que no haber amado jamás. ¡Le echaremos de menos!
Hillary Duff a su perro Coco
Hoy he tenido que dejar marchar a este increíble hombrecito. Va a reunirse con su primera madre (mi abuela). Tenía solo 20 años. Mi chico de cara dulce, un perro tan amoroso, un perro tan bueno. Coco, echaremos de menos cómo nos cuidabas a todos.
Salma Hayek a su perro Mozart
Hace una semana que no pongo nada ya que he estado de duelo por la muerte de mi perro Mozart. De quién fui la partera, lo encontramos el viernes pasado con un tiro cerca del corazón. Espero que las autoridades del estado de Washington le hagan justicia a este extraordinario perro que durante 9 años nunca mordió o atacó a nadie, adoraba su territorio y nunca se escapó. Era el compañero más leal y no se merecía una muerte lenta y dolorosa.
Fiona Apple a su perra Janet, cuya muerte la hizo posponer una gira por Sudamérica en 2012
Tengo una perra, Janet, y ha estado enferma durante dos años. Un tumor se ha estado extendiendo lentamente en su pecho. Tiene casi 14 años ahora. La acogí cuando tenía cuatro meses. Yo tenía 21 entonces (una adulta, oficialmente) y ella era mi hija. Es una pitbull y la encontré en Echo Park, con una cuerda alrededor del cuello y mordiscos en sus orejas y su cara.
Era la que los perros de pelea usan para hinchar la confianza de los contendientes.
Con casi 14 años nunca la he visto empezar una pelea, morder, ni siquiera gruñir. así que puedo entender por qué la eligieron para ese terrible papel. Es una pacifista.
Janet ha sido la relación más consistente de mi vida adulta, eso es un hecho. Hemos vivido en varias casas y hemos formado con otros algunas familias improvisadas, pero en realidad siempre hemos sido solo nosotras dos.
Dormía en la cama conmigo, con la cabeza sobre la almohada, y dejaba que apoyase mi cara llorosa en su pecho, con sus patas alrededor de mí, cada vez que me rompían el corazón o el espíritu o solo me sentía perdida. Y a medida que pasaron los años dejó que yo tomase el papel de hija y quedarme dormida con su barbilla descansando sobre mi cabeza.
Estaba bajo el piano cuando escribía canciones, ladraba cada vez que intentaba grabar algo y estuvo todo el tiempo conmigo en el estudio mientras grabé mi último disco.
La última vez que volví de una gira estaba tan feliz como siempre. Estaba acostumbrada que a que yo me ausentase durante unas semanas cada seis o siete años.
Tiene la enfermedad de Addison, lo que hace que que sea peligroso para ella viajar porque necesita inyecciones de Cortisol ya que reacciona al estrés sin las herramientas fisiológicas que nos impiden a la mayoría morirnos literalmente de pánico.
A pesar de todo, ella es alegre y juguetona de nacimiento y solo dejó de actuar como un cachorro hace unos tres años. Es mi mejor amiga, mi madre, mi hija, mi benefactora y quien me enseñó qué es el amor.
[…] Cuando volví a casa tras la última etapa de mi gira por Estados Unidos algo había cambiado.
Ya ni siquiera le apetece salir a pasear.
Sé que no está triste por envejecer o morir. Los animales tienen instinto de supervivencia, pero no tienen sentido de la mortalidad ni de la vanidad. Por eso están mucho más presentes que las personas.
Pero sé que se está acercando el momento en que ella dejará de ser una perra y empezará a ser parte de todo. Estará en el viento, en el suelo, en la nieve y en a mí, vaya a donde vaya.
No puedo dejarla ahora. Si me voy de nuevo temo que morirá y no tendré el honor de cantarle hasta que se duerma, de escoltarla por última vez. A veces necesito 20 minutos para decidir qué calcetines ponerme para dormir, pero esta decisión es instantánea.
Las elecciones que tomamos nos definen. Yo no seré la mujer que pone su carrera por encima del amor y la amistad.
Soy la mujer que se queda en casa horneando Tilapia para mi más querida, mi más vieja amiga. Y que la ayuda a estar cómoda, confortada, segura y valorada.
Muchos de nosotros tememos la muerte de un ser querido. Es la verdad más fea de la vida, la que nos mantiene aterrorizados y solos. Ojalá pudiésemos también apreciar ese tiempo que nos queda hasta que todo termine. Sé que en este tiempo sentiré que la conozco mejor que nunca, a su vida, a mi amor por ella. En esos últimos momentos.
Tengo que hacer todo lo posible, estar ahí para eso.
Porque será la más hermosa, intensa y enriquecedora experiencia de vida que habré conocido.
Cuando ella muerta.
Así que me quedo en casa escuchando sus ronquidos y sibilancias. Y deleitándome en el hálito más húmedo y desagradable que alguna vez emanó de un ángel.
Estaré observándote.
Te quiero,
Fiona