sábado, diciembre 6, 2025
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El estado de ánimo repercute directamente en tu rostro

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Aunque parezca algo exagerado, varios estudios demuestran que todo ese desajuste de emociones repercute en la apariencia nuestra piel. Nuestro rostro se ve afectado por el estado de ánimo.

Algunas de las emociones más cotidianas –que, entre otras consecuencias, suponen una anticosmética biológica–, son los enfados, la tristeza y el estrés. Por supuesto que no nos debemos privar de sentirlas, sobre todo en situaciones que no podemos controlar, pero sí que podemos paliarlas banalizando las situaciones, estableciendo prioridades y buscando soluciones. El arreglo de los procesos (que no problemas) y la importancia que se les dé se controla con nuestra propia mente. Si ‘entramos en bucle’, aparte de lo que sufre nuestro organismo, esto es lo que le pasa a nuestra piel:

– Cuando nos enfadamos: afecta a los músculos faciales y acelera la aparición de arrugas.

– Cuando estamos tristes: liberamos hormonas que afectan a los ojos (se hinchan) y apagan la piel.

– Cuando sentimos estrés: se interrumpe la producción de colágeno y la piel se vuelve más fina, débil y se deshidrata.

Y, ¿cómo podemos banalizar los procesos? Realiza actividades que liberen dopamina, una hormona que, entre otras funciones, regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o placer. Cuando tu cerebro la libera, también mejora el aspecto de tu piel.

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Fuente: Harper´s Bazaar

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