viernes, noviembre 22, 2024

La gran hazaña de una mujer llamada Amelia Earhart

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Amelia Mary Earhart, nació en Kansas en 1897, en una familia con ninguna vinculación con el aire, pero ella tenía un sueño desde la primera vez que pisó una pista de aterrizaje: volar o como le gustaba decir “vagabundear por el aire”. Y lo había cumplido.

La infancia de Amelia estuvo marcada por una complicada vida familiar, su padre era alcohólico, además de una inseguridad económica, su madre se esforzaba por proporcionarle un entorno afectivo seguro .

“Por desgracia crecí en una época en la que se esperaba que las niñas se comportaran como niñas”, se queja amargamente en su libro de memorias Por el placer de hacerlo.

Rubia, alta, atractiva, con trazas de modelo, aire andrógino y un parecido con Lindbergh que los medios no se resistían a destacar, Amelia se había convertido en una sensación que rivalizaba con las estrellas de Hollywood.

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La prensa presta más atención a una mujer que hace el mismo trabajo que un hombre, pero también le presta más atención cuando se estrella”. Efectivamente, Amelia había captado las reglas del juego. Tras la travesía sus compañeros fueron ignorados. Al mundo sólo le importaba ella. Su timidez natural amplificó el misterio y la fascinación que despertaba multiplicó su rostro en los periódicos.

El 20 de mayo de 1932 su Lockheed Vega despegaba de Terranova y luego de 13 horas de vuelo, una sucesión de problemas técnicos que pusieron a prueba su pericia y un desvío de la ruta que la llevó a aterrizar ante un sorprendido pastor, Amelia se convirtió no sólo en la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario, también en ser la mayor distancia sin escalas recorrida por una mujer.Tras un primer intento que se saldó con un aparatoso accidente, Earhart y su copiloto Fred Noonan salieron de Florida el 21 de mayo de 1937. El 2 de julio tras un parada técnica en Papua Nueva Guinea el Electra envió un último mensaje por radio «KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos… El combustible se está agotando…».

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El gobierno americano se gastó 4 millones de dólares en su busca y su marido buscó financiación privada para continuar la búsqueda, pero todo fue en vano.

Los hay que piensan que Amelia Earhart y su copiloto acabaron en las Islas Marshall, en aquel momento bajo el dominio japonés y tras ser apresados fueron juzgados y ejecutados.
Otros van allá y afirman que fueron liberados y devueltos a Estados Unidos donde, con el fin de evitar un conflicto diplomático, vivieron hasta su muerte con identidades falsas.

El The International Group for Historic Aircraft Recovery, lanzó una teoría más realista. Amelia y Noonan se habrían estrellado en la isla de Nikumanoro, en Kiribati y allí habrían vivido como náufragos hasta la muerte de ambos. Esta teoría se sustenta sobre más de 100 señales de SOS recogidas en distintos puntos de Estados Unidos y Canadá durante las fechas de la desaparición del avión y en un esqueleto hallado en 1940 y que los forenses consideraron de un hombre adulto. Pero la TIGHAR lleva desde 1988 intentando demostrar que la envergadura y la estructura ósea de Earhart hace factible que esos puedan ser sus restos. Pero sólo es una teoría más.

Texto publicado y editado de: Vanity Fair

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