En los últimos años, muchos gimnasios se han esforzado por convertirse en entornos atractivos para que los usuarios tengan un poco menos de pereza a la hora de ejercitarse. Pero, claro, no todos los gimnasios (ni todas las ciudades) tienen los mismos recursos. Pero que dirían de tener las mejores vistas de París mientras se pedalea sobre una elíptica. Esta idea, la de disfrutar de un entorno único mientras hacemos ejercicio, es una de las razones de ser del proyecto arquitectónico ideado por los arquitectos italianos de Carlo Ratti Associati.

Su modo de funcionamiento será nada menos que la energía humana. Las máquinas del gimnasio, principalmente bicicletas estáticas, están conectadas a un inversor, que convierte la energía empleada por los clientes en electricidad que hace funcionar el barco. Es parte del compromiso del proyecto con la sostenibilidad, como también lo es el hecho de que, en todo momento, los clientes puedan consultar el estado medioambiental del Sena en tiempo real.

Los responsables del proyecto esperan que esté disponible en los próximos meses y que, cuando no se esté utilizando como gimnasio, se pueda alquilar para fiestas privadas.