Los análisis sobre el ensayo y la poesía del Nobel mexicano Octavio Paz, terminaron por convencerme que la crítica literaria es un género literario y una subcategoría del género ensayo. Y en esta rama, me acordé de un brillante libro de Paz: «Los hijos del limo. Del romanticismo a la vanguardia».
Escrito originalmente en 1972 y reeditado por el sello chileno Tajamar en 2008, este breve ensayo trata sobre la irrupción del romanticismo como crítica del racionalismo ilustrado, desde la filosofía y la poesía, así como su influencia en las vanguardias del surrealismo y del existencialismo, que fueron los dos grandes hitos críticos de la modernidad.
Cuestiona las ideas fuerza del pensamiento racionalista moderno, como la fe en el progreso, la esperanza en el futuro o la universalidad del tiempo histórico. Esquemas geométricos que pretendieron modelar la realidad social y que constituyeron las bases de las principes ideologías del siglo XX, como el marxismo y el capitalismo, contra las cuales la propia realidad social se ha burlado despiadamente.
Por ello, me atrevería a decir que este ensayo es una «obra de transición» en la visión política de Octavio Paz, porque es la que trabaja más directamente el trasfondo filosófico del giro ideológico que este escritor comenzó denotar en los años 70s: Desde un marxismo democrático hacia un liberalismo también democrático, pero muy contrario al capitalismo de «laissez-faire».
No siendo un ensayo político sino una interpretación histórica de la poesía moderna, «Los hijos del limo» representa para mí un «eslabón perdido» en el pensamiento político de Paz. Porque tal pensamiento no ha sido sino el espejo de la visión de una poesía crítica, distanciada del ideologismo, pero inserta en la historia del conflicto humano.
Confieso que antes de conocer la obra de Paz, sólo me interesaban los ensayos políticos, algunos textos de análisis jurídico y una que otra novela, que me resultara entretenida y fácil de leer.
Pero fue este mexicano universal quien me enseñó que quienes portan los mejores lentes de la crítica social no son los analistas, sino los artistas. Especialmente aquellos que se dedican a ese arte de hacer visible lo invisible, que es la poesía. Poesía que se expresa no sólo a través del formato del poema, sino por medio de cualquier otra manifestación de belleza, como la novela, la pintura, la escultura, la danza, el teatro, el cine, la música o el ensayo.
