martes, noviembre 5, 2024

Colombia: El día después del NO

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Este lunes Colombia está virtualmente dividida en dos bandos, la mitad de l país quiere sellar la paz y la otra mitad quiere sellarla pero con otras condiciones distintas a las que se fijaron en el acuerdo alcanzado en La Habana y refrendado el pasado 26 de septiembre en Cartagena de Indias.

El significado del triunfo del No lo analiza el cientista político Guillermo Holzmann, escuche su análisis:

Anoche el Presidente Juan Manuel Santos reaccionó vía cadena nacional y vía redes sociales, llamando al diálogo y a un gran acuerdo nacional para lograr sellar la paz definitiva en su país.
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En tanto, en Colombia, el análisis va por la misma línea y advierten que no había plan B si triunfaba el NO. A continuación reproducimos una crónica de El Espectador que es una guía para entender, desde la óptica colombiana, el día después del No en ese país: “En busca de un plan B para la paz
Con el triunfo del No en las urnas, por poco margen, el reto es encontrar salidas a la crisis para retomar las negociaciones con la guerrilla”.

Si en algo habían insistido con vehemencia tanto el presidente Juan Manuel Santos como los plenipotenciarios del Gobierno en la mesa de diálogos de La Habana era en que si el No ganaba en el plebiscito para refrendar el Acuerdo Final con las Farc no habría posibilidad de renegociar. De hecho, el mismo jefe del equipo de paz, Humberto de la Calle, señaló en alguna ocasión que para volver a sentarse en una mesa a hablar de paz con esa guerrilla tendrían que pasar por lo menos 10 años.

Sin embargo, la realidad les planteó otro escenario y ante la imposibilidad de un triunfo del Sí, la renegociación -que fue una de las consignas de la campaña de quienes no apoyaban la refrendación del acuerdo- se abre espacio.

Aun así, el camino es espinoso y no está claro el plan B ni del Gobierno ni de la oposición uribista, que lideró la campaña por el No y que ya ha dejado claro que esta es la posibilidad que estaban buscando para volver al diálogo y replantear los pactos en temas trascendentales, como la justicia transicional y la participación en política por parte de las Farc.

Y ese fue el sentido del mensaje que envió ayer al país el exmandatario y hoy senador, al referirse a la jornada electoral, insistiendo en la necesidad de un acuerdo: “Queremos aportar a un gran pacto nacional. Nos parece fundamental que en nombre de la paz no se creen riesgos a los valores que la hacen posibles. Insistimos en correctivos para que haya respeto a la Constitución, no sustitución; justicia, no derogación de las instituciones; pluralismo político sin que pueda percibirse como premio al delito; política social sin poner en riesgo la empresa honorable”, declaró, argumentando que la economía del país está en dificultades que podrían agravarse con los acuerdos, tal y como están planteados.

“Queremos que no haya violencia, que se les dé protección a las Farc y que cesen todos los delitos, incluidos el narcotráfico y la extorsión. Señores de las Farc, contribuirá mucho a la unidad de los colombianos que ustedes, protegidos, permitan el disfrute de la tranquilidad”, recalcó Uribe.

A su turno, el exvicepresidente Francisco Santos expresó el compromiso del Centro Democrático con la continuidad de la tarea ya iniciada. “Tengan confianza en que vamos a saber manejar esta situación sin sobresaltos, que vamos a trabajar con el Gobierno para poder reconducir este acuerdo. Es el momento de unir a Colombia para que esta paz llegue a buen puerto, una paz que tenga justicia, tenga verdad, reparación, reconciliación y perdón. Una paz donde quepamos todos y no una que excluya a la mitad de los colombianos que por eso votaron por el No”, aseguró.

Sin embargo, el panorama no es tan claro. Jorge Iván Cuervo, docente e investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE), de la Universidad Externado, explica que en este momento la responsabilidad política se ha trasladado hacia el No, y sus cabezas tienen la obligación de explicar cuál será la alternativa dentro del marco de las instituciones. Además, sostiene, los liderazgos para la negociación quedaron muy debilitados tanto por parte del Gobierno como de las Farc: “Una renegociación en los términos del uribismo sería inaceptable para las Farc, no creo que tengan los incentivos para ceder más de lo que ya cedieron, salvo que hubiera una oferta muy gruesa que sería la constituyente, que podría ser el punto de quiebre para que las Farc no se paren de la mesa”.

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