Según un estudio realizado por la Escuela Imperial de Londres y publicado en la revista científica eLife, los chilenos han aumentado 11,1 centímetros en estatura en promedio en el último siglo. La investigación que analizó la situación en 200 países del planeta, señala que los hombres chilenos pasaron de una altura de 160,7 a 171,8 cm, mientras que las mujeres crecieron de 147,6 a 159,4 centímetros. ¿Por qué crecimos tanto?
“El crecimiento estatural del ser humano depende de factores genéticos y ambientales. De esta manera, si el legado hereditario (o su genética) es adecuado y el medio ambiente es propicio, se generarían las condiciones óptimas para obtener un crecimiento y desarrollo de acuerdo a este potencial genético familiar. Cuando me refiero a las condiciones ambientales incorporo distintos elementos que hacen posible esta expresión genética”, indica Juan José Rojas, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico.
Chile pasó del puesto 136 a la casilla 94 en el ranking mundial de estatura, aún lejos de los más altos del estudio, Holanda (182,5 cm) y Letonia (170 cm), pero se pegó un brinco muy marcado. El experto explica que hay una serie de factores nutricionales a tomar en cuenta.
“Es conocido el rol de una adecuada nutrición, tanto en cantidad como en calidad, para favorecer este crecimiento. De esta forma, los cuidados alimentarios que promueven el crecimiento deben ser prodigados desde las etapas de crecimiento intrauterino y post natal. Es así como la evidencia indica que si se presentan trastornos alimentarios durante la gestación, aumentan también las probabilidades de detención en el crecimiento del niño en formación”, advierte Rojas.
La falta de nutrientes esenciales es una de las causas de que el ser humano se quede estacando en la baja o mediana altura promedio, una situación que ha calado a fondo en los países actualmente subdesarrollados. “La desnutrición infantil ha sido para los países subdesarrollados la primera causa de talla baja de la poblacióndebido al mecanismo adaptativo al déficit de nutrientes que se compensa con la disminución en el crecimiento lineal. Se ha descrito también el impacto sobre la estatura en poblaciones que carecen de acceso a servicios de agua potable y alcantarillado, debido al aumento en la tasa de morbilidad infecciosa por diarreas y parasitosis”, describe el académico de la U. del Pacífico.
Las políticas públicas aplicadas en Chile durante el último siglo han impactado positivamente en la población, propiciando que la altura promedio sea mayor. “En primera instancia las política de alimentación y nutrición impulsadas por el Estado chileno desde la incipiente ‘gota de leche’ hasta llegar a la institucionalización del sistema de salud público el año 1952, con el aumento en el acceso a controles de salud en los niños y la incorporación de sistemas de vacunación preventiva, y luego con la creación el año 1954 del Programa Nacional de Alimentación Complementaria (PANC) que entrega alimentos saludables a la población, con énfasis en las más vulnerables, permitió aumentar la expectativa de vida de los niños y ciertamente mejorar los indicadores de malnutrición, entre ellos la talla”, indica el especialista.
De la desnutrición a la obesidad
El acceso a los alimentos ha provocado que los seres humanos hayan ido aumentando en promedio su altura, pero los trastornos alimenticios como sobrepeso y obesidad producen el efecto contrario, o al menos un estanque en la línea de crecimiento.
“Otro aspecto a destacar es el aumento relativo en la capacidad de adquirir a alimentos. Si bien es cierto que las inequidades en los ingresos siguen siendo dramáticas y son determinantes en la expresión final de la salud, hoy en día la capacidad de compra de alimentos de alta densidad energética ha hecho posible mejorar también los indicadores de desnutrición calórico proteica y, con ello, mejorar la talla de los individuos. No obstante, la obesidad como expresión final en la mejora en este acceso a las calorías no debiere traducirse en un continuo crecer linealmente, ya que ahí operarían los elementos genéticos, como es el caso de EE.UU. (debido a sus mezclas raciales) y Japón, como relata el estudio”, concluye Juan José Rojas, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico.