viernes, noviembre 22, 2024

Las consecuencias de las cirugías plásticas en menores de edad

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En vez de pedir una gran fiesta de cumpleaños, las adolescentes chilenas cada vez más están prefiriendo una cirugía plástica como gran regalo. Aunque esta situación es mucho más frecuente en países como Colombia, es una tendencia que va ganando terreno en la sociedad nacional. De hecho, según la Sociedad Chilena de Medicina y Cirugía Estética, las menores de 18 años han demostrado un mayor interés por las intervenciones, siendo uno de los factores más influyentes en el aumento de un 150% de las liposucciones en el país desde el 2000 hasta la fecha.

Entre las cirugías más demandadas están la modificación del busto, las piernas, el abdomen y la nariz. Pero, ¿está bien que una adolescente se someta a una cirugía estética? “No, no es remendable que un menor de 18 años se haga una cirugía estética. Es importante hacer la diferenciación entre cirugías estéticas y otras de tipo reparatoria, donde claramente la persona tiene una malformación o defecto grave, como por ejemplo un labio leporino o pechos muy grandes, ya que ésos son temas de salud. Por ejemplo, si una adolescente tiene pechos muy grandes y eso le afecta la columna y la espalda, ahí sí sería recomendable, porque sí le afecta física y psicológicamente”, indica Sandra Inostroza, secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

Muchas adolescentes acuden a la consulta de un cirujano plástico buscando conseguir un cuerpo perfecto de la forma más rápida posible, que siga los estándares de belleza. Así, en vez de practicar ejercicio y seguir una dieta, deciden ir por una liposucción, o buscan verse más desarrolladas a través de implantes mamarios, por ejemplo. También opera el efecto copia y la búsqueda de acallar el bullying.

“Las cirugías estéticas, como ponerse más pechos para parecerse a una artista famosa, respingarse la nariz para parecerse a un ídolo, o hacerse una liposucción, no son recomendables porque una menor de 18 años no tiene la madurez suficiente para evaluar las consecuencias que esto pueda tener y, además, porque la probabilidad de que se arrepientan después es alta”, apunta la psicóloga.

Por lo mismo, es necesario evaluar la madurez de la niña o niño y cuáles son los motivos por los cuales quiere la cirugía. “Por ejemplo, si una adolescente quiere una cirugía para tener los labios como Angelina Jolie, claramente no es recomendable. Si a una niña le regalan para los 15 años una cirugía de aumento de busto está mal, ya que la niña o adolescente pondrá su valía personal en un par de senos de silicona”, advierte Inostroza.

Son muchas las famosas las que se han sometido a una o más cirugías estéticas y no han quedado conformes con el resultado y derechamente se han arrepentido de su decisión. Un ejemplo es la actriz estadounidense Jane Fonda, quien después de hacerse un lifting, una blefaroplastia (corrige la caída de los párpados superiores y elimina las bolsas que se hacen en los inferiores), una reducción de barbilla y un aumento de pecho, declaró que se arrepiente de todo. “No estoy orgullosa. Crecí pensando que si quería ser amada, tenía que estar siempre bella. Eso me trajo bastantes problemas”, reconoció.

 

Lo que esconden las cirugías plásticas

Detrás de muchas cirugías puede haber una autoestima muy pobre e inseguridad. También muchas veces lo hacen para conquistar o agradar a una pareja, por lo que creen que con pechos o traseros más grandes van a ser más atractivas para esa persona, y eso no puede ser. Cuando hay este efecto de ‘ganancia secundaria’, es decir, ‘me hago esta cirugía porque quiero ganar esto otro’, no es recomendable”, afirma la docente de la Escuela de Psicología de la U. del Pacífico.

Además, no hay que olvidar que toda intervención quirúrgica tiene un riesgo médico y también psicológico. “Psicológicamente el riesgo está en que la cirugía no llene sus expectativas. Por ejemplo, si una adolescente se somete a una cirugía para agradarle a otro y finalmente no lo logra, va a ser peor, ya que son expectativas falsas que llevan a una frustración, lo que a la larga puede llevar a una depresión. Psicológicamente puede ser muy dañino si una persona a través de una cirugía plástica espera lograr algo más allá. Es distinto que una mujer adulta diga ‘mira, yo no quiero verme arrugada y me haré una cirugía’, porque lo quiere hacer para sentirse mejor, lo que se obtiene con la madurez suficiente”, ejemplifica Sandra Inostroza.

Está claro que no todas las cirugías plásticas se realizan por efecto de copia o fruto de inmadurez, ya que hay otros casos donde la intervención puede solucionar problemas reales y cambiar la vida de una persona. Un ejemplo es el de Ellie Jones, quien desde los 14 años se ha sometido a múltiples cirugías para poder mejorar su rostro que estaba afectado con una severa malformación. Hoy tiene 20 años y su cambio es notorio gracias a las intervenciones de un maximofacial.

Hay otros casos en que una cirugía puede servir, porque el problema que presenta la persona es real. Por ejemplo, si claramente sus orejas están deformes (médicamente determinado), está bien que lo haga, porque es una condición que física y psicológicamente afecta al sujeto, ya que será objeto de burla de otros”, destaca la psicóloga.

En casos donde el menor sufra bullying por su aspecto físico, que no está focalizado en algún problema médico, la experta llama a los padres a apoyar a sus hijos y ayudarlos a aceptarse tal cual son. “Es muy importante que los padres tengan una buena relación y vínculo con sus hijos para que les puedan demostrar que él o ella es querible independiente de su condición por la cual le hacen bullying o por la que no se siente cómodo. Hay que explicarles que lo pueden molestar por muchas cosas, pero que esas son características del sujeto que no lo determinan. Un buen apoyo de los padres es fundamental para un adolescente. Es importante que el niño o adolescente trabaje lo que le molesta de sí mismo y que más adelante, cuando sea grande, analice si es necesaria la cirugía”, señala la experta.

Finalmente, hay adolescentes y adultos que se obsesionan con las cirugías y nunca se sienten contentos y satisfechos con lo que el espejo les devuelve. En esos casos, los especialistas no deben dejar que esa cadena continúe. “Hay trastornos psiquiátricos donde las personas desean cirugías constantemente; quieren hacerse una detrás de la otra, porque nunca están conformes con su cuerpo y terminan absolutamente desfiguradas. El trastorno psiquiátrico altera la percepción del sujeto, ya que se ve a sí mismo como que le falta arreglarse algo que cree que efectivamente es necesario. Esos son trastornos psiquiátricos y por ningún motivo el médico debe hacerle una cirugía a alguien con este problema”, concluye Sandra Inostroza, secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

 

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