Flores, chocolates, desayuno a la cama, un rico almuerzo fuera de la casa, el regalo buscado con dedicación. Las madres agradecen todos y cada uno de los presentes que reciben en su día, pero también es el minuto ideal para detenerse y volver a poner en valor aquellos detalles no materiales que colaboran con la felicidad de la mamá y también de la familia.
La experta en Calidad de Vida Universidad del Pacífico, Karina Gatica, señala que “es necesario recordar ciertos aspectos que potencian nuestras relaciones familiares, pero que muchas veces por resultar tan obvias, olvidamos. Entre ellas, lo que implica conocer al otro; darle tiempo a nuestras relaciones familiares y resguardar espacios de intimidad con nuestros familiares más cercanos. No es lo mismo generar conversaciones en familia que con cada uno de sus miembros de manera individual, creando climas de confianza”, aclara.
En esta línea, Karina Gatica, quien es Directora del Magíster en Familia, Infancia y Adolescencia y del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Socio Familiar de la U. del Pacífico, también destaca la importancia de potenciar la capacidad de usar el sentido del humor para relacionarnos. “Reírnos juntos, muchas veces suele ser el mejor alivio a nuestras dificultades”, asegura.
Asimismo, en las relaciones madre-hijo o madre-hija, y en las relaciones familiares en general, plantea que también es necesario que aprendamos a abrirnos en la relación, siendo sinceros y transparentes. “Tenemos que demostrar que nos sentimos bien y conformes, tanto con nuestro rol de madre como de hijo o hija, y evitar dejar conversaciones pendientes o temas abiertos que luego nos arrepentiremos de no haber cerrado”, dice.
El respeto de los límites en las relaciones familiares también es un tema muy valorado que merece atención y es tan importante como el cuidado que tengamos unos de otros dentro del sistema familiar. “Todo lo anterior ayuda a que la relación madre-hijo/a sea nutritiva, contribuyendo a la satisfacción de la necesidad de seguridad; de pertenencia familiar; de recreación; de estima, la cual entendemos como el aprecio y valoración personal que recibimos del medio; y de la necesidad de realización. Todas en su conjunto finalmente se traducen para algunos en el logro de la tan anhelada felicidad”, indica la docente de la Universidad del Pacífico.
Por lo mismo, y ad portas de celebrar el Día de la Madre, Karina Gatica comparte un decálogo para cultivar y mejorar la relación entre la madre y sus hijos:
- Conocerse.
- Darle tiempo a la relación madre-hijo/a.
- Resguardar espacios de intimidad con nuestra madre o hijos.
- Crear un clima de confianza.
- Utilizar el sentido del humor (pasarlo bien).
- Abrirnos en la relación: ser sinceros y transparentes.
- Cuidarnos mutuamente.
- Sentirnos bien, conformes en nuestro rol de madre o hijo/a.
- No dejar conversaciones pendientes.
- Respetar los límites que cada uno pone en la relación.