Esta mañana concurre ante el Juzgado de Garantía de Valparaíso el ex sargento de Carabineros Manuel Noya, pitonero de un «guanaco» policial quien, el 21 de mayo de 2015, disparó un chorro de agua a 4,5 metros de distancia al estudiante universitario Rodrigo Avilés, provocándole graves lesiones que casi le costaron la vida.
Félix Avilés, padre del dirigente estudiantil, comentó en la antesala de la audiencia de formalización que en este caso «hay un delito -no un cuasidelito- que se puede determinar de lesiones graves», aunque «lo más probable es que después tenga otras características».
Avilés padre señaló que la formalización de Noya es «parte del proceso», pero no descarta que «en un tiempo posterior se formalice a otras personas» vinculadas con la responsabilidad de mando.
De momento «estamos contentos, porque la investigación ha sido bien conducida, porque hay formalización», señaló Félix Avilés, quien es abogado.
Amigos y represantes de la Unión Nacional Estudiantil (UNE), colectivo en el que milita Rodrigo Avilés, han concurrido con banderas hasta el tribunal y apuntan también a «la necesidad de que la cadena de mando, que llega hasta (Jorge) Burgos -que es el ministro responsable de las fuerzas de orden- tiene que responder de alguna manera por este caso», manifestó Matías Delgado, de la Fundación Crea.
«También hemos sido claros en la necesidad de que haya reformas estructurales en torno a lo que pasó, para que los delitos en los que están involucrados civiles no se vean en la Justicia Militar», señaló Delgado.
Para Luna Rojas, integrante de la UNE, «en el caso de Rodrigo se reflejan los casos de cientos y miles de chilenos y chilenas, jóvenes y adultos que siendo parte del movimiento social y de distintas demandas han sufrido la represión de Carabineros».