Joao Pereira de Souza es un albañil retirado de 71 años que se dedica a pescar a tiempo parcial. Se encontró a Dindim, un pingüino patagónico, cubierto de petróleo y agonizando. Sin embargo, después de que De Souza lo cuidara, Dindim no quería irse, aunque al final lo hizo. Pero el anciano quedó sorprendido al verle volver al año siguiente, y el siguiente y todos los posteriores.
“Quiero a este pingüino como si fuera mi hijo, y creo que él también me quiere a mi,” dijo Joao a Globo TV. “No permite a nadie que le toque, les atiza con el pico si lo hacen. Se tumba en mi regazo, me deja ducharle, que le de sardinas y que le aúpe.”
“Todo el mundo decía que no volvería, pero lleva viniendo a visitarme los últimos 4 años”