Tal como lo señaló el ministro vocero de Gobierno, fue el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien explicó el ya famoso reajuste fiscal o recorte al presupuesto de la Nación para este año.
Así las cosas, Valdés explicó que el gasto público se recortará en US$540 millones ($380 millones, con un tipo de cambio de $700), lo que significa la reducción del gasto en 1% respecto a lo aprobado por el Congreso el año pasado.
Valdés aseguró que no se tocará el presupuesto para Salud ni el asignado para beneficios sociales: «en nada lo que los ciudadanos reciben a partir de la política fiscal».
Según detalló la autoridad, de los US$540 millones, el 71% corresponde a lo que se denomina gasto corriente, como medidas de austeridad en los servicios (reducciones en horas extra, honorarios, funciones críticas, compras de vehículos, adquisiciones de bienes y servicios como estudios, pasajes, fletes, publicidad y gastos de representación), en algunos programas específicos, y en menor proporción, en gasto de capital.
Además, habrá una reducción de un 29% al gasto capital. Junto con ello, se afinará el presupuesto de inversión pública, ajustando el gasto a las proyecciones de ejecución actuales y reprogramando iniciativas sin afectar la situación presupuestaria 2017.
Valdés dijo que todos los ministerios estarán participando en los cambios de programas o partidas específicas, salvo la cartera de Salud. Asimismo, no se afectarán presupuestos del Poder Judicial y Congreso Nacional.
El titular de Hacienda explicó que este recorte en el gasto se debe a un entorno económico global más adverso, la caída del precio del cobre -cuyo precio de largo plazo fue recortado de 2,9 a 2,5 dólares la libra- y él lento desarrollo de la economía local. Lo anterior implica menores ingresos estructurales para el fisco, que no logran compensarse con los mayores ingresos tributarios alcanzados en 2015, añadió el secretario de Estado.