Los índices de asistencia a los partidos de fútbol van notoriamente a la baja. Son diversos, los factores que explican esta suerte de paulatino abandono de los recintos destinados en Chile a la práctica del deporte rey, pero todos tienen algo en común, y es que nacen del desencanto.
Con un promedio de 4.052 espectadores por partido en lo que llevamos de campeonato, el Torneo de Clausura 2016, éste en el que nos encontramos, amenaza ya con instaurar una nueva marca negativa en términos de afluencia a los estadios, pulverizando incluso el anterior peor registro, firmado precisamente el torneo pasado.
Según el completo estudio realizado por Plaza Pública CADEM, al menos el 76% de los chilenos encuestados que acudía en el pasado a los recintos deportivos, considera que las personas han dejado de ir ahora simplemente por temor.
Un dato escalofriante que contrasta, sin embargo, con la opinión de José Roa, Jefe del polémico Plan Estadio Seguro, programa concebido e implementado para velar por la seguridad en el fútbol. “Desde el año 90 a la fecha el público se ha estancado. Las fluctuaciones obedecen a situaciones de carácter deportivo, porque en el 95% de los partidos que se juegan en Chile no hay incidentes, pero aún así la asistencia es baja”, explica, relegando la problemática de la inseguridad a un tercer plano en su discurso: “Hay factores que explican la baja asistencia como la poca cercanía de los estadios en los que se ha jugado fútbol en el último tiempo, el precio de las entradas o finalmente la sensación de inseguridad”.
“Los horarios y la época del año en que se juega fútbol lo decide la ANFP. Y hay que compatibilizar todos esos intereses con la programación del CDF”, concluye José Roa, echando balones fuera, consciente, tal vez, de que mientras haya fútbol por la tele, la rehabilitación del balompié chileno quedará siempre en un segundo plano.