Una respuesta políticamente correcta a la pregunta que nos hacemos, es que todavía no es tiempo para hacer este tipo de evaluaciones, pero como en política no hay tener en cuenta sólo lo que se dice, sino lo que se hace, considerar la posibilidad que un DC, compita en primera vuelta y que ese sea el ex presidente de la falange: el senador Ignacio Walker, es bastante alta, por varias razones, que debemos considerar.
De hecho el propio Walker señaló en una entrevista que no descartaba ir a la primera vuelta presidencial, lo que puede ser visto como una estrategia para posicionar su nombre entre los presidenciables, más aún cuando en todas las encuestas y en particular la última CEP, MEO le sigue “penando”, y dentro de la ex concertación Ricardo Lagos ocupa de manera inicial tanto los pergaminos como un respaldo mayor que el actual senador.
Ahora la declaración de intenciones de Walker, llevó a los líderes de la Nueva Mayoría a pedir explicaciones al presidente de la DC Jorge Pizarro sobre el tema. Este se limitó se señalar que la postura del senador no representaba la opinión del partido. Lo que sí expresa, es el estado emocional de la colectividad, de acuerdo al último Consejo General Ampliado de comienzo de noviembre.
Las declaraciones recurrentes en esa oportunidad, fueron la sensación de pérdida de importancia del rol del partido, frente a una tendencia hegemónica de la izquierda y las reformas del gobierno que apuesta más “al sin renuncia, por sobre el realismo”, y una desprolijidad crónica, que ha llevado a fuertes crítica, incluso de parte de los adherentes del oficialismo.
Dada la irrelevancia de la oposición, lo cierto es que la DC se encuentra en una posición delicada, en la medida que ha pasado a ser el principal actor dentro del oficialismo, que ha intentado mejorar y contener la evidente incapacidad para llevar a cabo las promesas refundacionales. Una cosa es estar de acuerdo con ellas, al menos, en el programa y otra es reconocer, sin avergonzarse, que las cosas se han hecho mal como lo señaló el ex Ministro de educación Nicolás Eyzaguirre al hacer una evaluación de su gestión en su ex cartera. “Todo se hizo muy mal y de manera desprolija”, puede ser el resumen de una larga entrevista en la que se reconocen los errores, pero ninguna responsabilidad y esto es traspasable a otras áreas de gestión del ejecutivo.
El diputado Gabriel Silber, uno de los más entusiasta de la DC cuando se formó la Nueva Mayoría , reconoce lo que él denomina una situación de” maltrato del partido dentro de la coalición” que puede llevar a apuntalar una lista parlamentaria propia y hacer de la primera vuelta nuestra primaria de la coalición”. Asimismo, el diputado DC Pablo Lorenzini señaló que: “lo que sentimos es un sentimiento generalizado de que nos quieren arrinconar, y eso evidentemente no va a funcionar, por eso tenemos que buscar un espacio propio”.
El senador Walker se reunió con más de 20 dirigentes y consejeros de su partido con el fin de configurar un equipo territorial de campaña. La idea es que el candidato se desplace con los candidatos municipales, desde el inicio de la campaña y que explore las posibilidades de que el partido vaya a una primera vuelta presidencial el 2017. No olvidemos que a nivel parlamentario, ya no existirá el incentivo del “corsé institucional del binominal”, por lo que si la tendencia a la fragmentación se ha expresado en otras elecciones, ahora ese impulso será mayor, al no verse obligado a ir en dos bloques para tener posibilidades de llegar al Congreso.
A todo este contexto, se suma las negociaciones para llevar una lista unitaria para las elecciones municipales, lo que parece virtualmente imposible si tenemos en cuenta las experiencias electorales de otros años y la coyuntura actual.
Si la DC desea impulsar un candidato propio para las presidenciales, las posibilidades de llegar a un acuerdo van a ser mínimas, como se reflejó el fin de semana pasado cuando se iniciaron las conversaciones entre los presidentes de la Nueva Mayoría. Al llegar a la sede del partido socialista, se hizo presente una declaración de Isabel Allende, que reveló que las fisuras son más profundas de lo que parecen.
La senadora había abordado, en una entrevista el eventual pacto, que se pretende lograr. Y señaló que “no se trata de arrinconar a la DC, pero tampoco de subsidiar a nadie”. Las expresiones fueron consideradas como arrogantes por el parte de Pizarro, líder de la DC. Tanto así, que el senador falangista consideró las expresiones de Allende un “agravio, porque ellos ( la DC) llevan años subsidiando a otros por el bien de la coalición y de la Concertación.”
El problema no se trata de declaraciones más o menos, sino que la DC está obligada a reconstruir su identidad, si pretende seguir subsistiendo. Y ese dilema se va hacer cada vez más presente en el oficialismo.