Los terremotos y tsunamis de 2010 y 2015 –por la cercanía histórica- han demostrado que el borde costero es un área de alto riesgo que queda a merced de los trenes de olas que prosiguen luego de un cataclismo. Pero este dato irrefutable pareciera no importarle ni a constructoras ni a municipios y menos a la gente.
Es extraña la fijación de Bolivia con la reclamación territorial con Chile, siendo que con Argentina ha perdido 420.758 KM2. y con Perú más de 250 mil.