“La minería en aguas profundas es una amenaza emergente y su actividad podría resultar en la extinción de especies únicas. Además, esta práctica industrial aceleraría los efectos del cambio climático”, señaló Estefanía González, coordinadora del programa de océanos de Greenpeace Andino.
Es extraña la fijación de Bolivia con la reclamación territorial con Chile, siendo que con Argentina ha perdido 420.758 KM2. y con Perú más de 250 mil.