“Confieso que tenía una cierta esperanza de que las cosas se dieran de manera diferente. Pensé que se había aprendido de los errores del pasado y que, por lo tanto, este período inicial podría marcar un significativo punto de inflexión. Con todo, y transcurridos los primeros 100 días de este gobierno, la evidencia, tan contundente como inequívoca, nos lleva a una casi única conclusión: la oposición no da el ancho por ninguna parte que se le mire”, explica el abogado y columnista.
“Las hipocresías y los dobleces son exactamente los mismos. De esa forma, condenan enérgicamente las violaciones a las libertades y derechos básicos cuando amenazan su forma de vida y lo que ellos representan, pero sin embargo las niegan, comprenden y justifican, cuando las padecen sus adversarios. Antes unos y ahora otros”, argumenta el columnista.
“Lo primero que me extrañó es que fuera el ministro de Economía, y no el de Hacienda, quien fijara la posición pública del gobierno en esta materia. De hecho, lo poco que se le escuchó a Felipe Larraín sobre este tema, fue mucho más sobrio y moderado. Es cierto que varias de las actuales autoridades están asumiendo un cargo público por primera vez y, junto con la falta de experiencia, quizás la emoción inicial los lleva a sobregirarse un poco”, sostiene el abogado y columnista.
Biobío “me imagino que no lo hizo como premio a sus tan polémicas declaraciones sobre Pinochet, las que se han recordado por estos días. Supongo que tampoco el Presidente electo soslayó que el actual parlamentario ha sido nombrado en una investigación vigente por financiamiento ilegal de la política, que lo vincularía a ciertas empresas pesqueras. Los más ingenuos podrían afirmar que primó la experiencia de diputado, pues ha ejercido ese cargo por seis períodos”, señala el abogado y columnista.
Es extraña la fijación de Bolivia con la reclamación territorial con Chile, siendo que con Argentina ha perdido 420.758 KM2. y con Perú más de 250 mil.