El historiador lo apunta como "un hombre que encendió las pasiones”, ya que “logró despertar en una gran mayoría de chilenos —esos que terminaron clamando por una intervención militar— una convicción que él jamás imaginó que iba a provocar: que la libertad de Chile había que defenderla con la misma pasión con que él se proponía destruirla”.
“Por eso, a Frei hay que convertirlo en víctima. Porque, además, al frente, la derecha tiene una víctima real, un senador asesinado a mansalva, un muerto acreditado, un muerto que la derecha no se merece -piensan algunos en la DC-, un muerto al que algunos eclesiásticos incluso le negaron, por eso mismo, ser velado en la catedral de Santiago”, sostiene.
Gonzalo Rojas plantea que entro del gobierno hay tres tipos de personas: Los que han decidido olvidar su colaboración con Pinochet, los que sufren en silencio “la humillación a sus convicciones” y los que trabajan para el Ejecutivo “pero que los acoge a ellos como personas de mentalidad histórica de izquierda”.
“En el debate público, la izquierda siempre usa el pasado, intenta acorralar a la derecha y esta suele huir despavorida, deshaciéndose en ridículas explicaciones”, plantea el historiador identificado con la dictadura de Augusto Pinochet.
“La Democracia Cristiana estuvo a punto de constituirse en una fuerza socialcristiana de derecha cuando enfrentó valerosamente al gobierno de Allende y ayudó a su derrota. A pesar de que hubo algunos disidentes que rechazaron de inmediato el pronunciamiento militar, desde el mismo 11 de septiembre de 1973 gran parte de los militantes de la DC se comprometieron en la tarea de la reconstrucción nacional”, sostiene el historiador de derecha.
Es extraña la fijación de Bolivia con la reclamación territorial con Chile, siendo que con Argentina ha perdido 420.758 KM2. y con Perú más de 250 mil.
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